La pandemia de COVID-19 plantea retos y desafíos para la salud pública y para la provisión de servicios de salud en el mundo, y Colombia no es la excepción. Con la evidencia disponible hasta el momento, se sabe que el mecanismo de transmisión más probable del SARS-CoV-2 es a distancia por gotas respiratorias mayores de 5 micras (gotas de Flügge), que no permanecen suspendidas en el aire y que se depositan en las superficies a menos de 2 metros, por contacto de las secreciones infectadas directamente con las mucosas (oral, nasal, conjuntiva) o indirectamente (a través de las manos contaminadas). No se excluye la trasmisión por aerosoles, partículas de diámetro menor de 5 micras, generadas por la tos y por procedimientos invasivos, como la toma de muestras, intubación o broncoscopia, y durante las maniobras para las pruebas de función pulmonar (PFP), razón por la cual, estas representan un alto riesgo de contagio en los laboratorios de función pulmonar. Ante este escenario se deben optar por medidas preventivas, para lo cual es necesario hacer las mejores recomendaciones, que eviten el contagio durante las pruebas, adoptando precauciones de seguridad adicionales a las ya existentes, durante y después de su realización, que inevitablemente conducirán a tiempos más largos de espera y mayor duración de las pruebas, incremento en la utilización de insumos desechables, menor flujo de pacientes y aumento de los costos. Para la reactivación de los laboratorios de función pulmonar se deben tener en cuenta la etapa de la pandemia, la urgencia del procedimiento, según el estado clínico y diagnóstico del paciente, y el tipo de prueba (Tabla 1 y 2).
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