Este artículo analiza las diferentes etapas de las relaciones ruso-mexicanas a finales del siglo XX y principios del XXI, considerando las direcciones principales de desarrollo del comercio entre ambos países, así como los logros esenciales de la cooperación bilateral en las esferas de aviación, energía, transporte, cultura y educación. La autora concluye que, incluso teniendo una serie de puntos en común sobre asuntos internacionales clave, México y Rusia aún no han logrado formar un modelo óptimo y productivo de sus relaciones bilaterales. El estudio tiene claras implicaciones prácticas; en cuanto basado en métodos empíricos de cognición, se formulan recomendaciones para el desarrollo futuro de la cooperación bilateral.
A comprehensive examination of Russia's foreign policy in Latin America and the Caribbean shows that, while interstate relations varied in the first quarter of the twenty-first century with shifts in the international environment and the foreign and domestic sociopolitical situation, this policy was symbolic, ill-considered, and reactive. Post-Soviet Russia has not created a system of partnerships in the region that would ensure the stability of foreign policy outcomes in the face of fluctuations of the regional conjuncture. Un análisis exhaustivo de la política exterior de Rusia en América Latina y el Caribe muestra que, si bien las relaciones interestatales variaron en el primer cuarto del siglo XXI con cambios en el entorno internacional y la situación sociopolítica exterior e interna, esta política fue simbólica, poco recomendable y reactiva. La Rusia postsoviética no ha creado un sistema de asociaciones en la región que garantice la estabilidad de los resultados en política exterior ante las fluctuaciones de la coyuntura regional.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.