La búsqueda de agentes responsables de la cistitis incrustante, especialmente la de aquellos casos que cursaban con cultivos de orina rutinarios negativos, ha sido un objetivo de nuestro hospital desde hace más de 60 años. Ya en el año 1945, Cifuentes y colaboradores (1) sugirieron que bacterias corineformes urealíticas podrían ser causa de esta patología. Hace 25 años que iniciamos un paciente estudio clínico y microbiológico que nos condujo a la demostración de una rara bacteria vagamente conocida como corineforme grupo D2 del Center for Disease Control (2). Entre los años 1985 y 1992 nuestro grupo, en colaboración con otros investigadores, demostró la etiología de un buen número de cistitis incrustantes, así como de otras patologías como pielitis, sepsis y otras infecciones (2-4). En el año 1992 se demostró que el agente responsable era una nueva especie del género Corynebacterium para el que se propuso el nombre de Corynebacterium urealyticum (5).Investigaciones realizadas en nuestro hospital en esos siete años permitieron conocer la fisiopatología de la infección, la formación de cálculos, epidemiología, susceptibilidad a antibióticos así como alternativas terapéuticas, a través de estudios clínicos y experimentales, para procesos de difícil tratamiento (6-11). La historia de esos fascinantes años de fecunda investigación fue recogida en una publicación (12) que se realizó en homenaje al Dr. Cifuentes. A partir de nuestras primeras publicaciones muchos autores han confirmado y enriquecido nuestros conocimientos sobre este
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