En el año 2013 el Congreso argentino aprobó la ley 26.891/13 que declaró a la provincia de Jujuy como "Capital Nacional de la Pachamama". Su autor fue el entonces senador Gerardo Morales, quien dos años después accedería al cargo de gobernador de la provincia. La "ley de la Pachamama" como se la abrevia, está compuesta por cuatro artículos. En ellos se declara a la provincia de Jujuy como capital nacional de la Pachamama y sede permanente del culto andino, se instituye el 1 de agosto para su celebración oficial, y se incluye en el calendario turístico nacional la "Fiesta nacional de la Pachamama" que desde entonces se realiza en tierras jujeñas. 1 Para su hacedor, la ley significó "un reconocimiento del Estado argentino a una práctica cultural ancestral, con miras a fortalecer el diálogo intercultural y a estimular en las nuevas generaciones la valorización de la Pachamama como expresión fundamental de la cultura andina". 2 La ley de la Pachamama, fue la ampliación a nivel nacional de una ley que ya en el año 1996 había convertido a la Pachamama en un objeto patrimonial. Ese año, la ley provincial 4.927 dispuso que el mes de agosto se declare "calendario cívico cultural y educacional la celebración de ofrendas a la Pachamama" (artículo 1) a la vez que oficializó "la bandera de la Pachamama como símbolo de la identidad provincial" (artículo 2). Esta ley fue parte de las políticas multiculturales que en la década de 1990
En este trabajo abordamos los modos en que desde fines del siglo XIX, las luchas por tierras en la provincia andina de Jujuy, Argentina, fueron traducidas en términos de una “amenaza comunista”. La acusación de ser “comunista” fue aplicada sobre los arrendatarios de las fincas de las tierras altas de la región, en asociación con las categorías “indígenas” e “indios” en situaciones de demandas por tierras. A su vez, la acusación de comunista fue incorporada y resignificada por los “arrenderos”1 de modos diversos. Veremos cómo esta compleja trayectoria de marcaciones, acusaciones y estigmatizaciones en el largo término, intervino en los procesos de etnogénesis experimentados en la región, particularmente hacia la década de 1990.
Desde hace algunos años, las reflexiones académicas que desde la Antropología se han desarrollado acerca de diversos eventos de la vida social, vienen enfatizando la dimensión performática de ciertos géneros dramáticos, como es el caso de los rituales y las fiestas. En el marco de los trabajos de campo etnográficos llevados a cabo durante el verano de 2008, tuvimos la oportunidad de participar en los distintos eventos que conforman el carnaval que todos los años se festeja en la quebrada de Pipintu Grande, Jujuy. Inmersos en el clima festivo del carnaval, intentando tomar el pulso de los rituales de desentierro y entierro, tan prolíficos en coplas de inusitado ingenio como en ch’allas y machas, comenzamos a reflexionar acerca de los modos de articulación entre los géneros performáticos, las identidades puestas en juego y los procesos de resistencia que se modulan en torno a una tensión entre la percepción de un devenir agonístico que amenaza la unión interfamiliar, amenaza representada en la política, y la puesta en acto de elementos simbólicos ‘tradicionales’, donde el miedo a la pérdida de las tradiciones y costumbres articulan los discursos que se despliegan durante el carnaval.
En este artículo presentamos una reflexión sobre la trayectoria disciplinar de la
Antropología en el marco de su construcción y consolidación en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Para ello discurrimos en torno a los modos en que la antropología fue institucionalizándose en un espacio donde la construcción local del conocimiento se erige desde una aparente condición de periferia respecto a las Universidades de Buenos Aires y La Plata. Veremos, en este marco, el modo en que en este proceso se articulan diversas trayectorias personales que ponen en diálogo procesos políticos locales, nacionales y latinoamericanos, tanto como distintas concepciones de ciencia influenciadas por el tránsito de intelectuales en ámbitos académicos fuera del país
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