ResumenEl objetivo de este artículo es mostrar cómo el argumento ontológico modal tal y como lo propone Gottrieb Leibniz aparece ya en buena medida prefigurado en su articulación lógica en la obra De Primo Principio de Juan Duns Scoto. A este objeto, el autor analiza algunas de las versiones del argumento ontológico presentes en el pensamiento filosófico de autores como Scoto, Leibniz, Malcom o Plattinga tratando de demostrar como tales versiones dependen de la premisa oculta de la posibilidad de la idea de Dios. En este sentido, el filósofo español Gustavo Bueno defiende la viabilidad de lo que el mismo denomina un argumento ontológico «doblado» que impugnaría no tanto la existencia de Dios sino la misma existencia de su idea. Palabras clave: Argumento ontológico, Dios, existencia, esencia, posibilidad, necesidad.
AbstRActThis article shows that the modal ontological argument as proposed by Gottrieb Leibniz was very much anticipated in its logical articulation by John Duns Scotus in his work De Primo Principio. To this end, the author analyzes some of the various versions of the argument present in the philosophical thought of authors such as Scotus, Leibniz, Malcom and Plattinga, and demonstrates that those versions are based on the hidden premise of the possibility of the idea of God. In this respect, the Spanish philosopher Gustavo Bueno defends what he calls an "inverted ontological argument" which, if viable, would prove not so much the non-existence of God but that the idea of God does not exist itself. Keywords: Ontological argument, God, Existence, Essence, possibility, necessity. intRoducción La prueba de la existencia de Dios que desde Inmanuel Kant conocemos como «argumento ontológico» ha venido representando desde su primera formulación tópicamente atribuida a San Anselmo en su Proslogium uno de los leit motiven sin duda más recurrentes de la historia de la filosofía. En efecto, sin perjuicio de las impugnaciones críticas que tal prueba habría venido recibiendo de la mano de figuras tan distinguidas como puedan serlo las de Gaunilo, Santo Tomás o el propio Inmanuel Kant, etc., etc., creemos que puede señalarse con toda precisión una tradición ininterrumpida tendente a la recuperación recurrente de la prueba aunque fuese en sucesivas versiones cada vez más refinadas -tradición en la que haremos constar nombres tan ilustres como los de Duns Scoto, Descartes o Lebiniz sin duda, pero también Spinoza, Hegel, Malcom o Plattinga-, algo que a nuestro juicio constituiría el mejor