The consolidation of armed civilian collectives in the Mexican state of Michoacán arose in a setting in which the illegal regional economy no longer focused on drug smuggling but had turned to a variety of criminal activities and in which the perspective of a moral economy had been restored. This restructuring of the criminal economy was a strong factor in the emergence of the armed collectives. La consolidación de colectivos civiles armados en el estado mexicano de Michoacán surgió en un entorno en el que la economía regional ilegal ya no se centraba en el contrabando de drogas, sino una variedad de actividades delictivas y el restablecimiento de la perspectiva de una economía moral. Esta reestructuración de la economía criminal se convirtió en un factor importante en el surgimiento de los colectivos armados.