La polarización afectiva y la desinformación son fenómenos clave en la estrategia de comunicación de Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil, y Santiago Abascal, dirigente de VOX en España. El presente proyecto tiene como objetivo comprender cuál es el papel de las emociones en la construcción y difusión de estas dos problemáticas en los discursos de redes sociales de ambos líderes. Para ello, se parte de un análisis de las emociones y de la mis y disinformation en el que se compara una muestra de 100 tweets de cada político. Los resultados obtenidos indican que, mientras las publicaciones de Abascal destacan por el uso de la ira o el asco ligados a algún tipo de desinformación, el caso de Bolsonaro revela una mayor concentración de emociones agradables, además de que la mayoría de sus tweets no contienen ningún tipo de desinformación. Se pretende que esta investigación sea un marco teórico y metodológico de los estudios de las emociones.
Este trabajo tiene como objetivo estudiar el activismo que practican las jóvenes universitarias durante el 8M y descubrir si esta nueva ola sigue la estela offline de las generaciones anteriores o si ha abierto el abanico de posibilidades que brindan las nuevas tecnologías. La importancia de definir cómo afecta Internet a los movimientos sociales es vital para los repertorios de acción actuales. Esta investigación trata además de aportar nuevos datos empíricos al debate sobre el denominado slacktivismo o activismo de sofá, para lo que realiza un método mixto de encuesta y grupos de discusión. Así, se concluye que las estudiantes realizan un repertorio de acción híbrido en torno al feminismo durante todo el año, además de que aprueban las prácticas slacktivistas para la inclusión de más personas en el movimiento.
The intensive use of digital platforms by the feminist movement has been identified as one of its main characteristics. Numerous studies address the tactical use of social networks by this movement, especially on 8 March in Spain. This paper studies the action repertoires of different actors who participated in the 2019 Women’s Strike conversation, including automated accounts. Empirical results demonstrate that Twitter is not an exclusive field for the feminist movement. Along with activists who promoted and informed the Women’s Strike, political parties proposed concrete policy measures, and conservative factions criticized the movement calling for demobilization. In this sense, for the first time in these M8 mobilizations, bots participated in this polarisation of the debate through partisan hashtags and the dissemination of fake news. The investigation thus confirms that automation techniques and contradictory flows of power are critical elements to understand the real potential of social networks for feminist social change.
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