Carlos III ha gozado tradicionalmente de gran estima entre los historiadores. Richard Herr expresaba el sentir de la mayoría de éstos cuando le describió como el rey que «... hizo por España más que ningún otro monarca desde la reina Isabel la Católica», y al afirmar que «entre los déspotas ilustrados de su época, no hubo otro que alcanzara mayor éxito»'. Su fama se extiende incluso a las finanzas públicas, ruina de muchas regias reputaciones ^. Sin embargo, tan favorable interpretación debiera motivar cierta inquietud, particularmente en lo que concierne a los asuntos fiscales. Ciertos trabajos recientes se han mostrado más escépticos con respecto a su reputación en general, y cabe la posibilidad de que dicha estima se deba más a los conocidos objetivos modernizadores de este reinado que a sus realizaciones'.Pues bien, ¿cuáles fueron las metas del gobierno de Carlos III? A pesar de que ciertas medidas no exigen gastos, se considera casi siempre que el presupuesto de un Gobierno moderno es un indicador primordial de sus objetivos. Lo mismo podría aplicarse a la España del Antiguo Régimen. En este caso, sin embargo, nadie ha intentado una valoración presupuestaria adecuada. Por el contrario, no obstante su opinión paradójicamente favorable sobre la cuestión, los historiadores no tienen una idea clara sobre las reales finanzas del reinado de Carlos III.Puede que esta pesimista consideración sobre el estado de conocimiento de esta cuestión parezca exagerada. El especialista señalará de inmediato a la obra del siglo xix que, en varios volúmenes, escribió José de Canga Arguelles, un autor con seguridad bien informado, habiendo trabajado en el Ministerio
This study is based on the manuscript accounts of the Madrid Treasury for 1784– 1807. It confirms the customary view of an inexorable descent into bankruptcy, but also shows why this situation arose. A detailed analysis of receipts demonstrates the importance of colonial revenues and the stability of traditional income sources. In wartime, such as repeatedly plagued the country, the former was jeopardized and the latter proved too inelastic to respond to rising demand. On balance, the inescapable conclusion is that Spain was a limited fiscal entity which could not meet the challenge of a revolutionary era without breaking decisively with the restrictive structures of the Old Regime.
Fiscal history has become one of the most active new fields of research on colonial Spanish America. This trend has resulted from a number of recent breakthroughs, most notably the reconstruction of colonial treasury records and the appearance of the first revisionist studies based on the new data. These works are challenging traditional views, particularly the general understanding of the colonial economic experience and the evolution of imperial ties. Indeed, the fiscal series now being made available, if properly supported by qualitative research and regional studies, may affect seventeenth- and eighteenth-century historiography as notably as the demographic works of the Berkeley school affected sixteenth- and seventeenth-century historiography.
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