Case description of a male patient of 64 years who presents a left groin-scrotum painless tumor, growing, from several months of evolution. Physical examination demonstrated the existence of a mass effect of the left distal spermatic cord, and was later confirmed by ultrasound and CT. Laboratory parameters were normal. The performed surgery consisted in a radical orchiectomy with high ligation of the left cord. In conclusion, preoperative diagnosis of spermatic cord leiomyosarcoma is difficult we need the combination of present illness, physical examination, exams and the gold standard histopathological and immunohistochemical studies allowed a definitive diagnosis.
Introducción: El cáncer de vejiga se clasifica en general como urotelial y no urotelial. El no urotelial representa menos del 5% de todos los tumores vesicales y de estos el 90% son de origen epitelial, incluyendo: carcinoma de células escamosas, de células pequeñas y adenocarcinoma. El 10% restante es de origen no epitelial (linfoma, paranganglioma, sarcoma, etc.). Objetivo: Presentar la experiencia del cáncer de vejiga no urotelial y describir las características de los pacientes en nuestra institución. Materiales y métodos: Estudio retrospectivo y descriptivo de expedientes de pacientes con cáncer vesical no urotelial, diagnosticados y tratados en nuestro servicio de 2004 al 2016, obteniendo 7 casos. Resultados: 7 pacientes, 5 hombres y 2 mujeres. Edad 53 años (35-76). Síntomas principales hematuria 4, STUI 2 y mucosuria 1 . Histopatología: adenocarcinoma 3, carcinoma epidermoide 2, paraganglioma 1 y linfoma 1. Localización mas frecuente: domo vesical. Tratamiento: Adenocarcinoma (3): Cistectomía parcial 2, solo rtuv 1. Carcinoma epidermoide (2): 1 nefroureterectomía izquierda + cistoprostatectomía radical, 1 cistectomía radical + exenteración pélvica, ambos casos con RT adyuvante; Paraganglioma: 1 Cistectomía parcial laparoscópica asistida por robot, Linfoma: 1 rtuv + Quimioterapia + radioterapia. 2 defunciones por carcinoma epidermoide. Discusión: Dada la poca frecuencia de estos casos es difícil la estandarización entre el tratamiento y la histopatología, pero en general la cirugía es la mejor opción terapéutica para evitar la recurrencia y mejorar supervivencia, en algunos casos se recomiendan terapias conservadoras de órgano con terapias adyuvantes personalizadas a la histopatología. Conclusiones: El manejo de los tumores vesicales no uroteliales es complejo y requiere de un equipo multidisciplinario. Los tumores mas agresivos son epidermoides con alta posibilidad de extensión locorregional. La experiencia en México es limitada.
Introducción: El cáncer de vejiga se clasifica en general como urotelial y no urotelial. El no urotelial representa menos del 5% de todos los tumores vesicales y de estos el 90% son de origen epitelial, incluyendo: carcinoma de células escamosas, de células pequeñas y adenocarcinoma. El 10% restante es de origen no epitelial (linfoma, paranganglioma, sarcoma, etc.). Objetivo: Presentar la experiencia del cáncer de vejiga no urotelial y describir las características de los pacientes en nuestra institución. Materiales y métodos: Estudio retrospectivo y descriptivo de expedientes de pacientes con cáncer vesical no urotelial, diagnosticados y tratados en nuestro servicio de 2004 al 2016, obteniendo 7 casos. Resultados: 7 pacientes, 5 hombres y 2 mujeres. Edad 53 años (35-76). Síntomas principales hematuria 4, STUI 2 y mucosuria 1 . Histopatología: adenocarcinoma 3, carcinoma epidermoide 2, paraganglioma 1 y linfoma 1. Localización mas frecuente: domo vesical. Tratamiento: Adenocarcinoma (3): Cistectomía parcial 2, solo rtuv 1. Carcinoma epidermoide (2): 1 nefroureterectomía izquierda + cistoprostatectomía radical, 1 cistectomía radical + exenteración pélvica, ambos casos con RT adyuvante; Paraganglioma: 1 Cistectomía parcial laparoscópica asistida por robot, Linfoma: 1 rtuv + Quimioterapia + radioterapia. 2 defunciones por carcinoma epidermoide. Discusión: Dada la poca frecuencia de estos casos es difícil la estandarización entre el tratamiento y la histopatología, pero en general la cirugía es la mejor opción terapéutica para evitar la recurrencia y mejorar supervivencia, en algunos casos se recomiendan terapias conservadoras de órgano con terapias adyuvantes personalizadas a la histopatología. Conclusiones: El manejo de los tumores vesicales no uroteliales es complejo y requiere de un equipo multidisciplinario. Los tumores mas agresivos son epidermoides con alta posibilidad de extensión locorregional. La experiencia en México es limitada.
Antecedentes: Actualmente el 70% de los pacientes operados de ureteroscopia reciben colocación de catéter doble j debido a que se cree que disminuye la obstrucción secundaria a edema ureteral o a fragmentos de lito, pero la colocación no es inocua, ya que conlleva una gran variedad de efectos secundarios como frecuencia, urgencia, hematuria, disuria y tenesmo, así como un impacto económico. Nuestro objetivo es evaluar el manejo actual del catéter doble j en pacientes posoperados de ureteroscopia y los síntomas posquirúrgicos asociados. Materiales y métodos: Estudio retrospectivo de ureteroscopias realizadas en el Hospital Dr. Manuel Gea González durante el 2017 en pacientes mayores a 18 años. Se analizaron las frecuencias en readmisiones al servicio de urgencias durante la primera semana posoperatoria y los síntomas asociados al uso de catéter doble j, así como complicaciones posoperatorias. Resultados: Se registraron 105 ureteroscopias. El sexo masculino fue el predominante en hasta 55%; las ureteroscopias semirrígidas fueron las más prevalentes con un 71%. Se colocó preoperatoriamente catéter doble j en 69 pacientes y posoperatoriamente se colocaron en 41 pacientes. Durante el seguimiento los pacientes con colocación de catéter jj refirieron síntomas asociados a la colocación del catéter, lo cual ameritó visita a urgencias, encontrando únicamente asociación significativa para polaquiuria (p=0.001). Se obtuvo un total de 95 pacientes libre de litiasis, de los cuales a 61 (64.2%) se les colocó catéter doble j y 2 quedaron con litiasis residual y sin catéter. Conclusiones: De los 61 pacientes que se les colocó catéter doble j, 57 (82%) presentaron al menos un síntoma relacionado con el catéter; el 64.2% fueron ureteroscopias no complicadas a las cuales se les colocaron catéter doble j, por lo que creemos necesario realizar un estudio prospectivo y aleatorizado con un mayor número de pacientes para confirmar los resultados previamente reportados y establecer de manera más clara y objetiva las indicaciones para el uso del catéter doble j en nuestro hospital.
Antecedentes: Actualmente el 70% de los pacientes operados de ureteroscopia reciben colocación de catéter doble j debido a que se cree que disminuye la obstrucción secundaria a edema ureteral o a fragmentos de lito, pero la colocación no es inocua, ya que conlleva una gran variedad de efectos secundarios como frecuencia, urgencia, hematuria, disuria y tenesmo, así como un impacto económico. Nuestro objetivo es evaluar el manejo actual del catéter doble j en pacientes posoperados de ureteroscopia y los síntomas posquirúrgicos asociados. Materiales y métodos: Estudio retrospectivo de ureteroscopias realizadas en el Hospital Dr. Manuel Gea González durante el 2017 en pacientes mayores a 18 años. Se analizaron las frecuencias en readmisiones al servicio de urgencias durante la primera semana posoperatoria y los síntomas asociados al uso de catéter doble j, así como complicaciones posoperatorias. Resultados: Se registraron 105 ureteroscopias. El sexo masculino fue el predominante en hasta 55%; las ureteroscopias semirrígidas fueron las más prevalentes con un 71%. Se colocó preoperatoriamente catéter doble j en 69 pacientes y posoperatoriamente se colocaron en 41 pacientes. Durante el seguimiento los pacientes con colocación de catéter jj refirieron síntomas asociados a la colocación del catéter, lo cual ameritó visita a urgencias, encontrando únicamente asociación significativa para polaquiuria (p=0.001). Se obtuvo un total de 95 pacientes libre de litiasis, de los cuales a 61 (64.2%) se les colocó catéter doble j y 2 quedaron con litiasis residual y sin catéter. Conclusiones: De los 61 pacientes que se les colocó catéter doble j, 57 (82%) presentaron al menos un síntoma relacionado con el catéter; el 64.2% fueron ureteroscopias no complicadas a las cuales se les colocaron catéter doble j, por lo que creemos necesario realizar un estudio prospectivo y aleatorizado con un mayor número de pacientes para confirmar los resultados previamente reportados y establecer de manera más clara y objetiva las indicaciones para el uso del catéter doble j en nuestro hospital.
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