El manuscrito medieval y el incunable literarios presentan una estructura bibliográfica trimembre, derivada en último término del papiro antiguo: el protocolo o anexos preliminares, el cuerpo central y el escatocolo o anexos finales. Aunque en las distintas ramas de la bibliología, no se ha profundizado en estos aspectos, la diplomática proporciona los instrumentos básicos para afrontar el análisis. Dentro de los anexos preliminares, en el corpus hispanomedieval se advierte la mayor incidencia del encabezamiento (invocación, incipit, título, autoría, mandante, rogatario y dirección) con respecto al colofón (explicit, suscripción de copista o pie de imprenta y laus Deo), sección nuclear de los anexos finales. En general, como ocurre en los diplomas, no todos los constituyentes estarán copresentes en un mismo testimonio. Esta estructura, que se traslada del códice al impreso sin solución de continuidad, puede resultar de gran utilidad en la collatio externa de una tradición textual.
Tradiciones discursivas es un libro que recopila temas de transcripción y edición de textos antiguos, tanto orales como escritos. Se compone de tres partes principales; en la primera se abordan los problemas de transcribir y editar un romancero; la segunda habla de complejidades lingüísticas y discursivas en los textos que deben editarse y en la tercera se trata la edición con la ayuda de las nuevas tecnologías, explicando sus ventajas. Respecto a la parte del romancero, en el libro se incluyen seis ensayos más que la complementan y ahondan sobre diferentes aspectos de la edición de los poemas españoles. Esta reseña se encarga de resumir cada uno de ellos y destaca su importancia y relevancia en el conjunto del volumen.
scite is a Brooklyn-based organization that helps researchers better discover and understand research articles through Smart Citations–citations that display the context of the citation and describe whether the article provides supporting or contrasting evidence. scite is used by students and researchers from around the world and is funded in part by the National Science Foundation and the National Institute on Drug Abuse of the National Institutes of Health.