La pérdida de Filipinas en 1898 tiene dos hitos, la batalla naval de Cavite y el subsiguiente asedio de Manila. Entre mayo y agosto de 1898 las fuerzas independentistas tagalas de Aguinaldo y los soldados norteamericanos del comodoro Dewey y el general Merrit sitiaron la capital de la colonia para finalmente rendirla el 13 de agosto tras un duro y largo asedio repleto de combates. El diario de un jesuíta encontrado en los archivos de Roma, el cual narra día a día aquellos sucesos, nos permite reconstruir -contrastándolo con otra documentación existente-una de las claves históricas para comprender la derrota de España ante los Estados Unidos en el Pacífico.Los HECHOS.La derrota de la escuadra española el primero de mayo frente a Manila, y la subsiguiente caída del arsenal y plaza de Cavite, había condenado de forma irremisible la suerte de España en Filipinas.Las fuerzas que mandaban el comodoro Dewey habían logrado en sólo unas horas lo que en buena medida resultaba casi imposible de creer, sobre todo dado el escaso coste que había tenido que pagar, terminar con la capacidad ofensiva de la fuerzas navales españolas en el Pacífico. Además, Dewey había obtenido una base naval en• Quiero en primer lugar dar las gracias a mi amiga Cecilia Harrison por haberme facilitado el documento que constituye el núcleo y corazón de este trabajo. Sin ella éste no hubiese sido posible.(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) http://revistadeindias.revistas.csic.es LUIS E. TOGORES SÁNCHEZAsia Oriental, fundamental para la suerte de la guerra naval en aquella parte del mundo, pues "hemos de considerar que, como sabía muy bien éste, todo lo que no fuera por su parte una completa victoria equivaldría a una derrota, pues ni tendría lugar alguno donde reparar sus averías, ni podría carbonear sus buques, ni podría retroceder cruzando el Pacífico para refugiarse en una base propia. Su única salvación sería pasar por la humillación de dejarse internar en un puerto neutral"^.A pesar de la terrible derrota de Cavite al capitán general del archipiélago, D. Basilio Augustín, aún le quedaban algunas bazas por jugar. Como muy bien comprendían los peninsulares, tanto civiles como militares, la soberanía española estaba segura siempre y cuando la población nativa del archipiélago se mantuviese fiel y dispuesta a luchar en favor de España. Los sucesos de 1896/97 hacían temer todo lo contrario y, a pesar del esfuerzo que hizo Augustín de ganarse a los tagalos y otros grupos de población de las islas -creación de una Asamblea Consultiva, promesas de concesión de la autonomía, creación de una milicia nativa, etc.-, la llegada de Aguinaldo, traído por el vapor norteamericano «MacCuUoch» a Cavite, rompió desde casi el primer momento este espejismo.España sólo podía contar con sus propias fuerzas, esencialmente con las tropas peninsulares de guarnición en el archipiélago y los escasos refuerzos que entre la población blanca y algunos nativos fieles se pudiesen reclutar deprisa y corriendo^. Junto a...
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