No abstract

<p>La extensión del mercado como principio de sociabilidad a escala planetaria acelera procesos de desigualdad económica en todos los ámbitos. Los organismos multilaterales del desarrollo constatan la progresiva ampliación de esta "brecha de la equidad". Un requisito del crecimiento en el marco neoliberal implica la disolución de las consideraciones relativas a la desigualdad estructural entre los sujetos de cada transacción que se representan en tanto individuos libres y básicamente iguales ante condiciones competitivas. La asimetría estructural de poder entre partes (trabajadores <em>versus</em> empresarios, entre otras) dio fundamento a la legislación laboral protectora y a formas de intervención estatal en curso actual de disolución o desregulación. Al tiempo, el reciente discurso del desarrollo enfatiza el reconocimiento de valores de reciprocidad, participación y el potenciamiento (<em>empowerment</em>) de los pobres y excluidos como vía hacia su inserción económica, con especial atención al plano local. Implica el reconocimiento de desigualdades de género e identidad étnica. Estas políticas participativas se conciben, en sus líneas dominantes  (Banco Mundial, CEPAL), como complemento a las reformas estatal y económica en clave de mercado. En el artículo se examinan las tensiones, instrumentalización y paradojas del potenciamiento ante el "olvido" de la desigualdad estructural en el mercado.</p>