es no haber entendido cómo el tiempo cotidiano fue anulando, por el ejercicio mismo de la práctica política y de la práctica ciudadana, la idea de proyecto social y de Estado-nación moder no y modernizante que había sido ideado por intelectuales y políticos de las más variadas ideas y pensamientos.Estamos en presencia de un nuevo paisaje, en donde los rasgos más característicos son los siguientes:• El Estado ha per dido los límites que lo definían y se ha transformado en un aparato amorfo, que cada vez más se va pareciendo a una "maqui naria" de control y secuestro de las instituciones.• El protagonismo militar ha ido ocupando espacios civiles ante la mirada, si no complaciente de gran parte de la sociedad, por lo menos va re sultando ya un hecho casi natural y lógico.• Las necesidades económicas reflejadas en la inflación, el desempleo, el de terioro del sistema productivo pri vado, el excesivo gasto público que no es capaz de saciarse, la dependencia ca si absoluta de la renta petrolera has ta límites que no eran pensables..., en fin, todas esas necesidades que han ido quebrando fuertemente el horizonte de expectativas que nos habíamos ima gi nado y soñado.• La idea de crear un partido he gemó nico y un proyecto hegemónico de nula cultura democrática, como es todo lo "único", como le gustaría referir a Michel Maffesoli.• El excesivo personalismo que encar na la figura del Presidente de la Re pública y que sacralizan sus partidarios y los más allegados al poder.• La centralización como creencia de que desde allí "todo se va a resolver", sin comprender que uno de los logros y conquistas ciudadanas más significativos de nuestra historia demo crática fue la descentralización ad ministrativa en muchas esferas del poder del Estado.• La evidente polarización y conflictua lidad en la que vivimos y que lejos de desaparecer y disolverse ha ido acrecentándose por un discurso y una retórica de la exclusión, la confrontación y la violencia.• El surgimiento, publicitado además, del resentimiento social como mane ra de querer comprender nuestras debilidades.• El empeño de voltear la historia republicana intentando, de manera in sensata y poco responsable, reescribirla desde el personalismo, el caudillismo y el mesianismo.• La insistencia de construir un ¿pro-yecto de país? teniendo como modelos experiencias más que fracasadas y superadas por la historia de los acontecimientos recientes.En síntesis, aunque referida a otra situación como fue la Argentina desde el instante en que el sistema político de ese país entró en un salto al vacío, de la represión militar y de la transición democrática, es la conclusión que explicita la catedrática de literatura de la Universidad de Buenos Aires Beatriz Sarlo, al escribir que:Se ha producido un cisma cultural que re duplica el cisma económico; en el horizonte de las víctimas, se esfumaron las razones de pertenencia a una sociedad na cional; en todas partes se ha debilitado la idea de responsabilidad que, aun precariamente, teje la trama de muchos hilos que sostienen una comunidad. No se ...