Tradicionalmente, las fronteras se conciben como “líneas en el mapa”, elementos geográficos que delimitan a los Estados de manera más o menos clara y estable. En esta lógica, se considera que las fronteras separan las identidades sociales y acotan la actividad de los actores involucrados, en un proceso vertical que va de arriba (el Estado) hacia abajo (la población). Sin embargo, un examen más cuidadoso revela que esta concepción es insuficiente para entender la dinámica del mundo actual. En los últimos años se ha extendido la percepción de las fronteras como elementos que se construyen a partir de prácticas sociales más amplias, que no solo estarán determinadas por el Estado, sino que involucran a múltiples actores sociales a través de diversas formas. El artículo explora esta concepción de las fronteras como elementos en continua construcción en un proceso bidireccional, tomando como punto de referencia el caso de Sudáfrica.
El trabajo de los mecanismos de la justicia transicional, incluyendo las comisiones de la verdad, no termina con la publicación de los reportes finales; su éxito depende de la implementación de las recomendaciones por parte de los gobiernos. Este artículo explora el papel del Freedom Park como producto de las recomendaciones hechas por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (conocida por sus siglas en inglés como trc) en cuanto a la construcción de la memoria oficial. Se analiza la forma en que los sitios de memoria, como los monumentos, pueden ser usados para promover la construcción nacional y la reconciliación en el período post apartheid. El artículo se centra en el período correspondiente a los gobiernos de Nelson Mandela y Thabo Mbeki, es decir, entre 1994 y 2008.
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