El SARS (síndrome respiratorio agudo grave) es el estadio grave de la COVID-19 ocasionado por el SARS-CoV-2, que causa infecciones respiratorias en humanos y cuya transmisión se da principalmente por contacto. El virus ingresa a la célula huésped por la interacción de la proteína S con la enzima convertidora de angiotensina II (ACE2), presente en el tracto respiratorio, así como en monocitos, macrófagos, células endoteliales, corazón y tracto gastrointestinal. El aumento de IFN frena la replicación viral y activa la respuesta inmune adaptativa. Así, las manifestaciones clínicas de la infección se presentan frecuentemente a nivel del tracto respiratorio; sin embargo, también pueden involucrar otros sistemas como el hematopoyético. En el hemograma se observan recuentos celulares alterados, principalmente leucocitos y plaquetas. La linfopenia y neutrofilia se asocian con enfermedad severa y la trombocitopenia se presenta de manera heterogénea en la infección. Entre las complicaciones se encuentra la coagulación intravascular diseminada, producida cuando los monocitos y las células endoteliales son activadas por la liberación de citoquinas; esto genera daño endotelial, con la síntesis del factor tisular, secreción de factor tisular, activación plaquetaria y liberación del factor Von Willebrand, así como una condición hiperfibrinolítica especialmente en estadios tardíos de la infección. Las pruebas de laboratorio como el dímero D, los productos de degradación de la fibrina (PDF), tiempo de protrombina (TP), tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA), entre otras, son fundamentales para el diagnóstico, seguimiento y pronóstico de la enfermedad.
Introducción. El sistema sanguíneo ABO está compuesto por los antígenos A y B, los cuales varían de acuerdo a las sustituciones de nucleótidos, que determinan la especificidad de la enzima para la cual codifican. Su importancia clínica se extiende más allá de los procesos transfusionales, aparentemente está involucrado en la fisiopatología de varias enfermedades, como cáncer, infecciones, alteraciones cardiovasculares, entre otras. Metodología. estudio descriptivo retrospectivo, con 2708 datos de clasificación de grupo sanguíneo ABO en pacientes hospitalizados. Se realizó la prueba de Chi2 de independencia para determinar la relación entre enfermedades hematológicas y no hematológicas y el grupo sanguíneo. Resultados. El grupo sanguíneo O se presentó en el 59,2% y el AB en el 18% de los pacientes; las entidades clínicas que predominaron fueron las no hematológicas; entre ellas las más frecuentes la hemorragia gastrointestinal, diabetes mellitus y las fracturas tanto para el grupo A como el B. En el grupo AB se presentó la tuberculosis y hemorragia gastrointestinal. Para las enfermedades de la sangre y de los órganos hematopoyéticos, en los grupos sanguíneos A, AB y O predominó la anemia de tipo no especificada, por su parte en el grupo B se presentó la anemia falciforme en crisis. Conclusión. en el presente estudio no se pudo establecer desde el análisis estadístico la relación entre los antígenos de grupo sanguíneo y el desarrollo de una entidad clínica en particular, pero desde el punto de vista clínico si se pudo notar la tendencia de una frecuencia más alta de una enfermedad en un grupo sanguíneo específico.
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