En el ejercicio de la medicina es de vital importancia conocer y manejar de manera eficaz la vía aérea de un paciente, todo esto debido a la preponderancia que posee y posible desenlace fatal ante un compromiso crítico del mismo. En ocasiones dependiendo del deterioro y la condición del paciente se amerita de un manejo invasivo de dicha vía aérea, motivo por el cual se han creado técnicas y procedimientos estandarizados para un abordaje adecuado, como lo es la secuencia rápida de intubación. Dicha estrategia a realizar en un paciente crítico consta de una serie de pasos, en los cuales se desarrolla cada uno desde los previos a la inducción más la colocación de un bloqueador neuromuscular, a la posicionamiento del tubo endotraqueal y a ciertos cuidados posteriores del mismo. Se ha demostrado que mediante el conocimiento detallado de dicho método aunado al expertise por parte del clínico, aumenta la probabilidad de éxito en dicho abordaje invasivo de la vía aérea.
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, define el dolor como una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular real o potencial. A nivel mundial es considerado un problema de salud pública importante, siendo una de las principales causas de atención médica en los centros de salud tanto públicos como privados. Además repercute directamente sobre la calidad de vida de la persona que lo padece, principalmente en los ámbitos laboral, social y económico. El dolor desempeña una función biológica actuando como mecanismo de defensa del organismo. Se estima que aproximadamente un 60% de la población ha presentado dolor al menos una vez en su vida. El dolor puede categorizarse según distintos criterios de acuerdo a las características que presente dentro de las que destacan; el tiempo de duración clasificándolo en agudo o crónico, fisiopatológicamente en nociceptivo o neuropático y por localización en somático o visceral. El proceso neuronal del dolor tiene una alta complejidad y va a depender según cada individuo. Además es fundamental la participación de nocireceptores, que son los receptores encargados de transmitir el estímulo doloroso hasta la médula espinal, posteriormente al tálamo y finalmente al sistema nervioso central, específicamente a la corteza somatosensorial. Existen cuatro fenómenos que participan en el proceso nociceptivo los cuales son: transducción, transmisión, modulación y percepción. Para el manejo del dolor existen diferentes opciones terapéuticas que se pueden dividir en farmacológicas y no farmacológicas. La estrategia no farmacológica de mayor relevancia es la fisioterapia, mientras que las medidas farmacológicas están basadas en la escala analgésica de la OMS.
La diabetes mellitus es una enfermedad que afecta a millones de personas hoy en día, presentando una gama de complicaciones, tanto crónicas como agudas. Una de las más importantes debido a la severidad del cuadro y complejidad del tratamiento es la cetoacidosis diabética (CAD). Dicho cuadro se puede llegar a dar tanto en pacientes conocidos diabéticos, como en pacientes que debutan con su enfermedad mediante una CAD; frecuentemente originada por un factor desencadenante. Dichos factores originan un desbalance en los requerimientos metabólicos del organismo ocasionando un desplazamiento hormonal que culmina en una deficiencia de insulina y un aumento de las hormonas contrarreguladoras. Es de primordial importancia reconocer la CAD la cual se va a presentar por la siguiente triada: a) hiperglucemia >300 mg/dl, b) acidosis metabólica con pH < 7.3, HCO3 <15 y cetonemia con cetonuria. Esta condición, presente predominantemente en casos de diabetes mellitus tipo 1, se caracteriza por alteraciones tanto metabólicas como electrolíticas las cuales pueden llegar a desencadenar un fallo mutiorgánico consecuente o incluso la muerte. Es por lo tanto de máxima importancia iniciar un tratamiento lo más eficaz y eficiente posible, basado en hidratación, disminución de la glicemia mediante la administración de insulina y corrección del resto de alteraciones metabólicas.
Se define como paciente politraumatizado a todo aquel paciente que presenta dos o más lesiones traumáticas graves, que conllevan a disfunción orgánica y compromiso hemodinámico llegando a comprometer la vida. A nivel mundial constituye un problema grave de salud pública, siendo la principal causa de muerte en personas menores de 45 años en todo el mundo. Dentro de las principales etiologías de muerte en el paciente politraumatizado destacan las lesiones a nivel del sistema nervioso central y las hemorragias. Tiene una mortalidad con una distribución trimodal; inmediata, precoz y tardía. La mayoría de estas muertes tienen un origen accidental, siendo los accidentes de tráfico y los accidentes laborales las causas más frecuentes. Los índices de severidad en trauma son una serie de escalas para evaluar alteraciones anatómicas y/o fisiológicas y de esta manera poder establecer prioridad de atención a los pacientes con lesiones más graves y al mismo tiempo calcular la probabilidad de supervivencia del paciente así como su pronóstico, contribuyendo significativamente en la organización del manejo del paciente politraumatizado.
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