El sistema de fallas Morelia-Acambay (MAFS) consiste en una serie de fallas normales de dirección E-W y NE-SW que cortan la parte central del Cinturón Volcánico Transmexicano. El sistema de fallas se asocia a la formación de las depresiones lacustres de Chapala, Zacapu, Cuitzeo, Maravatio y Acambay. Las fallas E-W de MAFS aparecieron hace 7-9 millones de años durante Mioceno temprano. Las fallas NNW-SSE son más viejas y se han reactivado en el tiempo, desplazando y controlando a las depresiones lacustres E-W. Se estimaron las magnitudes sísmicas de las estructuras E-W de la región de Morelia-Cuitzeo asumiendo una ruptura cosismica. Cartografía, geología estructural y paleosismología sugieren que las estructuras de MAFS en la región de Morelia-Cuitzeo han estado activas durante el Holoceno, controlando los terremotos históricos que afectan a paleosuelos con cerámica de las culturas Pirinda-Purepecha. Estos terremotos históricos también están registrados en las fallas E-W del campo geotérmico de Los Azufres. En la región de Pátzcuaro, las estructuras E-W de MAFS también se ligan a sismos fuertes ocurridos durante épocas prehistóricas e históricas. Por ejemplo, la secuencia lacustre de Jarácuaro, en el sector meridional del lago Pátzcuaro ha registrado por lo menos tres sismos importantes (Período de PostClassic, 1845 y 1858). El sismo de 1858 (Magnitud estimada de ~7.3) generó un tsunami de 2 m de altura descrito en los archivos históricos. Un sismo similar en la actualidad devastaría esta zona del estado de Michoac’an, la cual está ocupada por las poblaciones de más alta densidad. De hecho, el 17 de octubre de 2007 mientras que este articulo era escrito, ocurrieron tres sismos en la ciudad de Morelia que fueron ligados a la falla normal derecha de la Central o de La Paloma. Este hecho corroboraba la sismicidad potencial de las fallas E-W y NE-SW del TMBV.
Bison antiquus Leidy, 1852 was one of the largest and most widely distributed megafaunal species during the Late Pleistocene in North America, giving rise to the modern plains bison in the middle Holocene. Despite the importance of the ancient bison, little is known about its feeding ecology. We employed a combination of extended mesowear, and mesowear III to infer the dietary preference and habitat use of three Mexican samples of B. antiquus. These included two northern samples—La Piedad-Santa Ana and La Cinta-Portalitos—from the Transmexican Volcanic Belt morphotectonic Province, as well as one southern sample—Viko Vijin—from the Sierra Madre del Sur morphotectonic province. We found that the northern Mexican samples were primarily nonstrict grazers, whereas the southern sample displays a pattern consistent with mixed feeding habits. This suggests variability among the diets of the bison from these samples, caused by different paleoenvironments. This evidence complements the paleoenvironmental reconstructions in the studied localities; for the northern samples, open prairies composed of patches of woodland or shrubland and, for the southern locality, a fluvial floodplain with short-lived vegetation. In both scenarios, grasses (Poaceae) were nondominant. The dietary habits of our samples of ancient bison in Mexico are the southernmost dietary inference for the species in North America and expand our knowledge of the dietary habits of B. antiquus during the Late Pleistocene.
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