Although not commonly admitted, the early development of road signs was but a pragmatic response to a context with few alternative options on the short and medium term: to inform about road dangers while hardly trying to eliminate them. Cultural solutions, otherwise disregarded, reveal themselves as basic tools on the most critical contexts of road traffic. Such effort, with specific features in Europe, gave way to the road signs international catalogue: the 1968 Vienna Convention, the main traits of road signs being so standardized.Regrettably enough, such development cooled off, and again ineluctable traffic issues, not our provision, are forcing us to appreciate the strategic value and possibilities of road information.Resumen Lejos de lo que suele admitirse, el desarrollo de los signos de tráfico fue en origen una respuesta pragmática en un contexto sin demasiadas opciones alternativas a corto y medio plazo: indicar el peligro en la vía a la espera de poder eliminarlo. Las soluciones culturales, luego desdeñadas, se revelan así como elementos básicos del tráfico en sus momentos críticos. Este desarrollo, con características específicas en Europa, fructificó en el catálogo internacional de signos viales: la Convención de Viena de 1968, quedando estandarizados, de forma casi definitiva, los rasgos esenciales de los signos de tráfico. Lamentablemente, su desarrollo quedó relativamente enquistado y vuelven a ser las condiciones imperiosas del tráfico, no nuestra capacidad de anticipación, quienes nos llevan a valorar de nuevo a contracorriente la importancia estratégica y las posibilidades de la información vial.Palabras clave Signos de tráfico . Convención de 1968 . Telemática . Seguridad vial . Diseño La gestión del peligro en carretera-ligado a infraestructuras, vehículos y usuarios-puede acometerse siguiendo una jerarquía de tres niveles [1]. Primero, podemos tratar de eliminar el peligro con un diseño adecuado (por ejemplo, en el caso del viario, con un paso a nivel subterráneo o un desdoblamiento de calzada). En segundo lugar, recurrir a una protección basada en un agente intermediario (por ej., una barrera, un casco).