Mientras más sabemos de ella, menos sabemos. (Aurelio Tello, músico) Sor Juana … neither saint nor victim … rara avis in terris. (Pablo A. J. Brescia) Ignoramos si se ha agotado la paciencia de los mexicanos al presenciar tal cantidad de "eventos", tal despliegue de banderolas para celebrar el "tricentenario luctuoso" de su Décima Musa; a pesar del inevitable efecto de repetición y sobredosis, nosotros los estudiosos constatamos con gusto que el sorjuanism o va avanzando. Los primeros descubrimientos importantes habṍan empezado antes de la fecha clave de 1995: la publicación en 1968 de los Enigmas mandados por la monja a sus amigas de Portugal (Enrique Martṍnez López, Revista de Literatura), y, en 1986, de la Carta al confesor descubierta por Monseñor Tapia Méndez en Monterrey. 1 Aquṍ vamos a reseñar, sobre todo, la aparición de varios documentos hasta ahora desconocidos , las polémicas sobre la autenticidad y el alcance de dichos documentos que se desarrollan esencialmente en México, y también la reedición facsṍmile en la misma ciudad de las primeras publicaciones . Tenemos que dejar de lado no sólo los textos de cció n inspirados por Sor Juana, 2 sino los estudios muy cuantiosos dedicados al entorno de Sor Juana 3 y el trabajo cada vez más interesante que realizan los músicos y las tropas de teatro. Tampoco reseñamos todos los estudios propiamente literarios: ni siquiera nuestra bibliografṍa colma todos los huecos.Felizmente, los nuevos documentos han aclarado un elemento importante del sorjuanismo, el terreno biográ co. Con la cuestión candente del n de la vida de Sor Juana, se han desvanecido a la par dos imágenes, la beata y también la machista. 4 Queda claro ahora que la "conversión" no se puede llamar asṍ. Según la mayorṍa de los autores, constituye una derrota, según otros cierta forma de "reconversión", expresión acertada de Jean-Michel Wissmer (l998, 141). Es obvio ahora que interviene de modo decisivo la autoridad eclesiástica pero, paralelamente, tenemos la certeza de que, hasta el nal, la poeta ha conservado una buena dosis de libertad de criterio, y, sobre todo, una entereza de carácter poco común que manifestaba con mucho tino y destreza. En otros términos, la agresividad del clero es cierta; sin embargo, la capacidad de resistencia de la monja es mayor de la que suponṍamos. Dentro de dicho esquema, caben, lo mismo que anteriormente, grandes diferencias de criterio entre los estudiosos . En la interpretación de los textos literarios, y a veces de los no-literarios, permanece (incluso aumenta) la zona de incertidumbre. Cualquier mundillo intelectual y cortesano tiene sus códigos internos que escapan en gran medida a los foráneos. En la cultura barroca, ese fenómeno alcanza su plenitud asṍ en México como en Madrid. Añadamos la situación siempre frágil de Sor Juana que a veces la