La economía argentina entre 1989-2002 ilustra la reestructuración de las condiciones de valorización del capital que caracterizan las principales economías de América Latina durante los años noventa. Más que ninguna otra política monetaria, el Plan de Convertibilidad puso de relieve el papel específico de una legislación bancaria en la reproducción de esas condiciones y en su crisis que llevan en germen. Una serie de dificultades y errores en la conducción de la política económica llevó a que se impusiera el Plan de Convertibilidad el cual generó un cuadro de mayores limitaciones a la marcha de la economía, hasta que finalmente concluyó en una crisis de gran profundidad y extensión en la economía argentina. El contexto de la financiarización de economía y una política monetaria subordinada llevó a la quiebra de una de las economías más destacadas de América Latina poniendo a la sociedad en su conjunto, y en particular a los trabajadores, en condiciones de total vulnerabilidad.
Este artículo analiza los determinantes del crédito al consumo a partir del proceso de reproducción del capital social. De todas las formas crediticias, el crédito al consumo surge último como fenómeno significativo, una vez que la producción capitalista ha subsumido los bienes de manutención de los asalariados, condición sine qua non regímenes de producción y consumo de masa. De ahí el lugar del crédito al consumo en lo que Suzanne de Brunhoff llama “gestión estatal de la fuerza de trabajo”. El fordismo y su patrón de consumo inauguraron la integración del crédito al consumo a la gestión estatal de la mano de obra. Secundario hasta la crisis de 1973, el crédito al consumo se convierte en elemento centralde la gestión estatal contemporánea de la fuerza de trabajo.
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