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El objetivo del artículo es dar a conocer las repercusiones socioeconómicas, ambientales y la competitividad turística del Tren Maya, en la región Sureste de México. Desde la construcción ya generó 111,000 empleos a los pobladores entregando 352 casas nuevas, 3,800 apoyos para mejoramiento de viviendas; construcción de 4 viaductos; modernización de carreteras, 14 subestaciones eléctricas, 2 plantas termoeléctricas; el aeropuerto de Tulum y modernizado del aeropuerto de Chetumal; creación de tres áreas protegidas; un museo para las piezas rescatadas, entre otras. El presupuesto inicial en 2018 fue de $125.4 mil millones de pesos para obra y para equipamiento de $9.1 mil millones de pesos, las cuales han sufrido incrementos con las observaciones a las Manifestaciones de Impacto Ambiental que han resuelto con obras adicionales. Entre los beneficios resaltan: atender la demanda de movilidad de los pobladores de los cinco estados del Sureste, de las empresas que manejan carga y de los turistas. La controversia sobre la sustentabilidad recae en la deforestación de árboles que restringen el tránsito de la fauna, de las afectaciones por las vibraciones y la velocidad, además de la reubicación de las comunidades indígenas; para avanzar han tenido que mitigar lo ambiental y social. La evaluación costo-beneficio presentada por la Secretaría de Hacienda tiene una Tasa Interna de Retorno del 19.6%, superior a la Tasa Social de Descuento (12%), lo que da como resultado la viabilidad social del Tren Maya, empezará a generar utilidad en seis años para ser sostenible.