INTRODUCCIÓNLa teoría del aprendizaje social o social cognitiva (1-3), incluye un constructo teórico que se utiliza frecuentemente dentro de los modelos de cambio conductual nombrado autoeficacia, que se define como la capacidad personal del individuo de controlar su propia conducta cognitivamente, la convicción que se tiene (o no) sobre la viabilidad de que la conducta que se va a ejecutar logrará expresarse exitosamente en la situación o contexto que ha sido requerida. Esto le permite al individuo actuar o producir un resultado eficiente en una situación y/o contexto determinado (4).La noción de autoeficacia (1, 2, 4) señala que las percepciones de eficacia varían de modo significativo entre las distintas situaciones y tareas que se llevan a cabo ordinariamente. Las personas que se sienten o perciben así mismos como eficaces, poseen metas más altas y persisten más en sus propósitos que aquellos que tienen un bajo control personal ante ciertos retos o situaciones (1, 4). Los pensamientos y acciones que integran la autoeficacia son precursores inmediatos y específicos de la conducta (5). De esta manera la autoeficacia puede considerarse como un determinante de la conducta (5, 6). Está hipótesis se ha puesto a prueba mediante la predicción de distintos comportamientos (7-13).Algunos autores (2, 3, 5, 14) señalan que la capacidad de aprendizaje que el individuo muestra durante la adquisición de nuevas conductas depende del grado de eficacia con la que cuenta el individuo, para este tipo de conductas y/o cogniciones.En el presente trabajo nos interesa evaluar la autoeficacia en relación a conductas alimentarias consideradas saludables. De esta manera, diseñar un instrumento que mida si las personas tienen o no un alto sentido de autoeficacia de la conducta alimentaria, debería estar acompañado de una mayor capacidad de realizar comportamientos alimentarios saludables por parte del individuo.
Coronary Heart Disease (CHD) is one of the major causes of death worldwide. Its development is strongly related to intake and type of fat more important than total amount of fat. The objective of the present study was to evaluate the effect of the consumption of canola, high oleic safflower, grape seed, soybean and avocado oil on lipid profile. An experimental controlled study was carried out for 6 weeks. Groups of 3 wistar rats were formed. Six groups were fed with a different type of vegetable oil added to standard rat chow. There were 2 control groups: one with no oil added and other who received partially hydrogenated oil. Hydrogenated oil group showed the highest levels on all lipid profile parameters. Avocado (45.83), canola (51.67) and soybean (48.10) oil group, presented significantly lower total cholesterol concentration mean (mg/dL) compared with hydrogenated oil group (70.27). Tryglycerides concentrations mean (mg/dL) were singnificantly lower in the canola (25.07), safflower (18.73), and grape seed (18.83) oil groups, compared with hydrogenated oil group (39.73). Soya oil group presented a better LDL/HDL ratio mean (2.27) in comparison with grape seed (3.00), hydrogenated (3.58), canola (2.90), and safflower (3.39) oil groups (P=0.05). The type of vegetable oil consumed in the diet modifies the lipid profile.
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