INTRODUCCIONLa tercera edad o población de «mayores» viene siendo estudiada en España desde la perspectiva de la sociología en diferentes dimensiones. El sesgo demográfico ha sido a todas luces uno de los preeminentes y a buen seguro que seguirá siéndolo, pues aún restan por aclararse y prever no pocas cuestiones referidas a esta población, que requieren del concurso del análisis de la sociología de la población.Pero, de otra parte, los informes y estudios sobre la tercera edad y sus implicaciones sociales y económicas, siendo un tema factual y conceptual, se han convertido en asunto recurrente, cuando no tópico, sobre las consecuencias del envejecimiento de la población. En cualquier caso, y sin ser el único y principal problema de la sociedad española, el envejecimiento va a seguir siendo un asunto importante a tenor de las implicaciones económicas, sanitarias, sociales y políticas del fenómeno.Cada vez más empieza a destacarse entre los especialistas la idea de que los ancianos son un grupo tan diverso como heterodoxo (C. Domínguez-Alcón, 1994, p. 77), y que hay diferencias en cuanto a hábitos, actitudes, valores, condiciones de vida, salud, etc. (HMSO, 1989). Es evidente por demás que la demanda en prestaciones sociales del grupo de edades 65 a 79 años es, generalmente, de naturaleza diferente al de 80 años y más. Si, como veremos después, 73/96 pp. 57-79