Los cultivos de frutales pueden experimentar, entre otras adversidades, daños por aves. Mediante un censo a productores fruti-hortícolas en el centro norte de Santa Fe, evaluamos la percepción de daños causados por aves y la aplicación de alternativas de manejo. La mayoría de los productores manifestó haber observado daño por aves, principalmente en la etapa maduración a cosecha. Cualitativamente, el daño fue considerado bajo o insignificante y, cuantitativamente, menor del 5%. El manzano fue el cultivo más afectado, y el durazno el menos afectado. La cotorra (Myiopsitta monachus) y el zorzal (Turdus spp.) fueron las especies señaladas más frecuentemente como causantes de perjuicios. Las pérdidas ocasionadas fueron consideradas inferiores a otras adversidades. Los métodos de manejo de daños mencionados fueron: control letal, ahuyentamiento, prácticas agronómicas, modificación del hábitat y exclusión del cultivo. La mayoría de los productores no estaría dispuesto a invertir recursos para disminuir los daños por aves.
El manejo integrado de plagas requiere conocer la dinámica poblacional de las plagas claves. En soja, las plagas que provocan daños relevantes son las orugas defoliadoras y las chinches, cuyas poblaciones fluctúan según el sistema de siembra (directa o con labranza). El objetivo de este trabajo fue describir la evolución de chinches (Nezara viridula y Piezodorus guildinii) y oruga de las leguminosas (Anticarsia gemmatalis) en lotes de siembra convencional y directa del centro de Santa Fe analizando sus fluctuaciones por el método de grados día. Se observó que en ambos sistemas el desarrollo de la oruga de las leguminosas fue anterior al de chinches ya que éstas poseen mayores umbrales térmicos para su crecimiento. Por otro lado, la siembra directa favoreció el desarrollo de la oruga de las leguminosas mientras que con labranza hubo mayor presencia de chinches. El empleo de modelos de grados día puede contribuir a la previsión de la aparición de estas plagas.
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