Entre bromas y veras Lope hace en esta obra una profunda disección del honor estamental, en su aspecto de honor 'opinión.' La idea fija, obsesiva e irracional del honor exterior, estamental, hace de la figura principal de la comedia, la condesa Diana, una esclava, un ser carente de libertad, y, al mismo tiempo, paradójicamente, una tirana que priva de la libertad a las figuras de su entorno. El honor de Diana está vacío de contenido. Carente de discreción ética, Diana es una víctima de su idea del honor hasta el mismo final de la obra. Y hace que a su ritmo dancen como marionetas todas las otras figuras dramáticas. El final 'feliz' solo lo es en sentido epidérmico, al estar manipulado y construido sobre el vacío de una falsedad. El tratamiento de Lope es tan ácido que no deja lugar en la obra para el honor 'virtud,' de forma que ni siquiera aparece como una fuerza con la que aquél pueda ser cotejado. La maestría de Lope hace entrar en conflicto las esferas conceptuales de la razón, la pasión y el humor, posibilitando a la vez en el espectador el placer estético y una seria reflexión sobre sí mismo y la realidad de su entorno social. (JF)