background: the aeromedical evacuation in the Chilean Air Force has had an important development in the last 15 years. the coronavirus disease declared as a global pandemic by the WHO has generated the challenge of transferring highly infectious patients to centers of greater complexity. the objective of this article is to report our experience in the transfer of COVID -19 patients in constant attention and medical monitoring. Clinical case reports: the aeromedical evacuation of 2 COVID-19 patients was performed from the Hanga Roa Hospital, Rapa nui, to the national thorax Institute, Metropolitan Region, in a Lockheed Hercules C-130, which corresponds to a pressurized fixed-wing airplane. The transfer was carried out with the corresponding personal protection elements and in individual isolation capsules with advanced negative pressure life support (ISO -POD), in order to reduce the level of contagion to the aero sanitary crew and minimize the impact on the flight material used. Discussion: the transfer was carried out achieving all the objectives set out under a strict security protocol and the two COVID-19 patients were transferred successfully. the negative pressure isolation capsule system was safe and reliable, since no crew member presented symptoms or was infected by COVID -19, and also allowed the transfer of highly contagious patients during an 8-hour flight operation. REsumEnIntroducción: La evacuación aeromédica en la Fuerza Aérea de Chile ha tenido un importante desarrollo en los últimos 15 años. La enfermedad por coro-
La primera pregunta que podrían hacerse los lectores es ¿por qué? y ¿para qué? utilizar ecocardiografía durante una cirugía no cardíaca L a idea es que luego de leer esta revisión, ustedes estimados lectores, tengan su propia respuesta e impresión de este tema. La prolongación en la expectativa de vida de la población, ha redundado en que los pacientes quirúr-gicos sean de mayor edad y portadores de patologías cardiovasculares crónicas y complejas.Desde el punto de vista fisiopatológico se produce una severa alteración en la distensibilidad del tejido miocárdico y el ventrículo izquierdo se torna rígido, lo que es más difícil de manejar desde el punto de vista anestesiológico, dado que estos pacientes toleran mal las sobrecargas de volumen, la taquicardia y el aumento de la postcarga. También se ha visto que muchos de estos enfermos tienen su función diastó-lica alterada, incluso a pesar de tener función sistó-lica normal (hasta 40% tienen diástole alterada con sístole conservada). Generalmente se encuentran en buenas condiciones basales y realizan una vida razonablemente normal, pero la reserva funcional de sus órganos está disminuida. Así frente a situaciones de stress, como es una cirugía, presentan descompensaciones perioperatorias. Se ha demostrado que una buena vigilancia durante la cirugía permite diagnosticar y manejar eventos no deseados y así disminuir la morbimortalidad postoperatoria.Entonces de aquí surge la segunda pregunta: ¿Cómo vigilo, cómo monitorizo a estos pacientes?En el año 1971, los doctores Swan y Ganz 1 describieron un catéter con un balón en su punta que permitía estimar las presiones de las cavidades cardíacas derechas y de la arteria pulmonar. Este catéter fue y es aún en la actualidad ampliamente utilizado, pero, ¿Las presiones corresponden a volúmenes? ¿Qué pasará en el miocardio con alteraciones de la distensibilidad?Estos son justamente a los pacientes que nos enfrentamos en nuestra práctica clínica diaria. Enfermos portadores de diferentes tipos de cardiopatías, isqué-mica, hipertensiva, diabética, de larga evolución. Ellos se caracterizan por tener ventrículos izquierdos (VI) muy rígidos con una respuesta poco predecible los cambios de volumen.En un estudio muy interesante realizado por Osman y sus colaboradores 3 , publicado en el Critical Care de 2007, se demostró que las presiones de llenado no eran capaces de predecir la respuesta del paciente al volumen. Es más, dividieron a los pacientes en dos grupos: los respondedores y los no respondedores a aportes de volumen y no se encontró correlación alguna entre los valores de presión y el volumen infundido.Paul Marik y sus colaboradores 5 realizaron una revisión sistemática de la literatura, y del análisis de más de 800 enfermos, no se logró demostrar correlación alguna entre el volumen y la presión. Entonces preguntas simples, tales como: ¿Cómo está la volemia? ¿Tiene isquemia miocárdica? ¿Qué efectos tienen los fármacos vasoactivos en el miocardio? Tienen respuestas muy difíciles. En este contexto aparece la ecocardiografía tan...
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