En este ensayo, nos proponemos explorar los diferentes significados de los conceptos de vivibilidad y vida en el pensamiento de Judith butler. si bien es crucial para su obra temprana —butler se refiere por primera vez a este concepto en su introducción del libro, El género en disputa de 1999—, el concepto en sí emerge con más claridad y elaboración en su obra tardía (Deshacer el género, Vida precaria y Apuntes hacia una teoría performativa de asamblea). nuestra pregunta principal sería: ¿cuál es el hilo conductor que une las diferentes concepciones de vida en el trabajo de butler? ¿cuáles son los lazos entre la vida abyecta, invivible, precaria, indolora, desechada y desposeída? De estas dos preguntas surgen otras más: como la cuestión de gradación de vivibilidad — qué vida importa, y “cuánto,” y cómo pensar este tipo de cuantificación de algo no-cuantificable—; y la cuestión de la universalidad (todas las vidas importan). estas preguntas, obviamente, tienen que contar con evidencias bajo las cuales la vida es cualificada, calificada y contada como vivible. estas condiciones abarcan las normas que organizan las posibilidades de reconocimiento y los órdenes de reconocimiento tanto como la distribución diferencial de la humanidad. Y además engloban las maneras en las que estamos constituidos políticamente, pero también, las maneras en las que el “nosotros” se define como social y corporal. La cuestión de la vida vivible está, por ende, enmarañada con la problemática de la contraposición entre la voluntad individual y la idea del “nosotros”, que, como seres, necesitamos —en palabras de la propia butler— “para mantener y reproducir las condiciones de (nuestra) propia vivibilidad” (Deshacer el género 2004: 39).
Given our situatedness as political subjects of knowledgeas activists and scholars from Southern Europe -we have mapped out in this issue some feminist responses to populism. This issue discusses diverse transfeminist and feminist political groups and ideas, and talks about feminisms as a constellation of accounts of politics, practices, knowledges, and experiences. Although it is beyond the scope of this issue to discuss the idea of populism, the plurality of definitions and their political implications, this collection of essays reflects our need to analyse modes of self-determination that, within feminism, are taking place in the name of the people and for the people. This Introduction sketches the situatedness of the essays in Southern Europe, the antifeminist backlash and the feminist responses that we have been witnessing in the past few years, and the appropriation of feminism by certain conservative groups.
The book Phenomenology of Plurality: Hannah Arendt on Political
Intersubjectivity is a contribution not only to the phenomenological
tradition of thought and Hannah Arendt studies, but also political science
and, most importantly, political philosophy. Sophie Loidolt advances an
intervention that stands in contrast to contemporary phenomenological
research which in certain times have had the tendency to perform
depoliticized examination of the self and sociality, actually revealing the
intention of Phenomenology of Plurality to articulate the numerous elements
that comprise the methodological novelty with which Arendt changes the
theory of the political.
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