Introducción: Hay una carencia de instrumentos específicos para evaluar el sufrimiento de niños y adolescentes con necesidades paliativas. Objetivo: Describir el proceso de diseño y creación del instrumento para la Evaluación del Sufrimiento en Niños y Adolescentes (ESNA) con necesidades paliativas. Método: 1) Revisión sistemática de la literatura; 2) Establecer marco teórico; 3) Definir los criterios del instrumento; 4) Establecer temáticas relacionadas con el sufrimiento; 5) Validación de contenido por expertos; 6) Validez de facie por pacientes; y 7) Prueba piloto. Resultados: 1) De 750 artículos, se evalúan 161 y se incluyen 51; 2) el marco teórico de incorpora el Modelo integrativo del Sufrimiento de Kriokorian, y el Modelo Ecológico de Afrontamiento del Estrés de Brofenbrenner; 3) los criterios priorizan brevedad, lenguaje claro y preguntas relevantes; 4) temáticas relevantes establecidas con 18 adolescentes: vivencia de la enfermedad, gestión de la información, impacto emocional, relación con los otros y el impacto en los otros; 5) 14 profesionales realizan juicio de expertos de la versión preliminar; 6) 8 pacientes realizaron valoración aparente de contenido; y 7) Prueba piloto y análisis cualitativo con 8 pacientes. El instrumento ESNA final es heteroadministrado, con 42 preguntas (26 son exploratorias y 16 ítems cuantitativos). Explora: Experiencia de Enfermedad; Gestión de la Información; Esperanza y expectativas; Regulación Emocional; Impacto en los otros; y Aspectos relacionales. Conclusiones: El instrumento ESNA parece ser una herramienta apropiada para la identificación del sufrimiento en niños y adolescentes con necesidades paliativas estando pendiente la evaluación de sus propiedades psicométricas.
Los centros de atención intermedia están destinados a ser una alternativa segura a la hospitalización bajo un modelo de atención integral y transdisciplinario que pueda dar respuesta a las situaciones de final de vida de alta complejidad, también en pediatría. Se presenta, a propósito de un caso, un proceso de atención al final de vida en el que la continuidad asistencial entre dos niveles de atención diferenciados —una unidad de atención paliativa pediátrica de un hospital de agudos y un centro de atención intermedia pediátrico— permitió proveer una atención paliativa de calidad al paciente y a su familia. En base a este, sugerimos que la toma de decisiones sobre el lugar de fallecimiento debería individualizarse, respetando el lugar deseado por el paciente y su familia, con el objetivo de poder garantizar unos cuidados de calidad en el mejor ambiente posible.
Objectives
Our research aims to compare the perception that children in the pediatric palliative care setting have of their emotional well-being, or that expressed by the parents, with the perception held by the professionals involved in their care.
Methods
In this cross-sectional study, the emotional well-being of 30 children with a mean age of 10.8 years (standard deviation [SD] = 6.1) is evaluated. Children, or parents where necessary, evaluate their situation with a question about emotional well-being on a 0–10 visual analog scale. For each child, a health professional also rates the child’s emotional status using the same scale.
Results
The average child’s emotional well-being score provided by children or parents was 7.1 (SD = 1.6), while the average score given by health professionals was 5.6 (SD = 1.2). Children or parents graded the children’s emotional well-being significantly higher than professionals (t-test = 4.6, p-value < .001). Health professionals rated the children’s emotional well-being significantly lower when the disease status was progressive than when the disease was not (t-test = 2.2, p-value = .037).
Significance of results
Children themselves, or their parents, report more positive evaluations of emotional well-being than health professionals. Sociodemographic and disease variables do not seem to have a direct influence on this perception, rather it is more likely that children, parents, and professionals focus on different aspects and that children or parents need to hold on to a more optimistic vision. We must emphasize that when this difference is more pronounced, it can be a warning sign that further analysis is required of the situation.
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