There is limited evidence about the inflammatory potential of diet in children. The aim of this study was to evaluate the association between the Children’s Dietary Inflammatory Index (C-DII) from 5 to 11 years with adiposity and inflammatory biomarkers in Mexican children. We analyzed 726 children from a birth cohort study with complete dietary information and measurements to evaluate adiposity at 5, 7 and 11 y and 286 children with IL-6, hsCRP, leptin and adiponectin information at 11 y. C-DII trajectories were estimated using latent class linear mixed models. We used linear mixed models for adiposity and logistic and multinomial regression for biomarkers. In girls, each one-point increase in C-DII score was associated with greater adiposity (abdominal-circumference 0.41%, p = 0.03; skinfold-sum 1.76%, p = 0.01; and BMI Z-score 0.05, p = 0.01). At 11 y the C-DII was associated with greater leptin (34% ≥ 13.0 ng/mL, p = 0.03) and hsCRP concentrations (29% ≥ 3.00 mg/L, p = 0.06) and lower adiponectin/leptin ratio (75% < 2.45, p = 0.02). C-DII trajectory 3 in boys was associated with a 75.2% (p < 0.01) increase in leptin concentrations and a 37.9% decrease (p = 0.02) in the adiponectin/leptin ratio. This study suggests that the inflammatory potential of diet may influence adiposity in girls and the homeostasis of adipose tissue and chronic subclinical inflammation in 11-year-old children.

Objective. To estimate the usual intake and the prevalence of inadequacy of selected nutrients in the Mexican population and the potential effect that the nutrient retention factors (NRF) could have on these estimates. Likewise, document the methodology used in the analysis of the 24 hours of the mid-way National Health and Nutrition Survey 2016 (Ensanut MC 2016). Materials and methods. Dietary information from the Ensanut MC 2016 was analyzed with and without the use of NRFs. Results. Most nutrients evaluated showed a relevant inadequacy prevalence above 10% in all age groups. Likewise, we documented that, when NRFs were not applied, estimated intakes and prevalence were significantly under­estimated in a range of 2% to 55.5%. Conclusions. We documented the relevance of the application of NRFs for adequate estimation of the prevalence of inadequate intake of selected nutrients in population studies.

El pasado 19 de septiembre de 2017 se registró un sismo, de magnitud de 7.1 grados Richter al sureste de Axochiapan, en Morelos. Lo anterior implicó un total de 74 fallecimientos, más 20 000 viviendas afectadas, así como la evacuación de 18 hospitales y 281 unidades de primer nivel de atención médica. Dos meses después, las acciones de atención por parte del sector salud a la población damnificada continúan. Esta pobla¬ción pasó de 3 173 personas pernoctantes, concentradas en 49 refugios en el pico máximo, a un total de 1 512 personas, en 23 refugios temporales. Se implementaron acciones en materia de salud pública, como protección a riesgos sanitarios, vigilancia epidemiológica, promoción a la salud, prevención de enfermedades, atención en salud y rehabilitación. El presente artículo describe las acciones realizadas durante y después del sismo por parte del sector salud, con el fin de proveer un panorama en materia de salud pública basado en evidencia para situaciones de emergencia.

No abstract

La pandemia por Covid-19 llegó a México en febrero de 2020. Las autoridades sanitarias promovieron medidas de prevención no farmacológicas para contrarrestar el avance de la epidemia y a finales del año se anunció la aplicación de las primeras vacunas. A nivel global y local, las vacunas marcaron un hito al erigirse como “balas mágicas”, sin em­bargo, enfrentaron diversas dificultades como la producción masiva, la logística de distribución, la efectividad, su aplicación escalonada que priorizó a grupos vulnerables, el rechazo y la baja percepción de riesgo por parte de algunos grupos de la población; por tanto, el énfasis sobre las medidas preventivas o “escudos sociales” se diluyó con el avance de la estrategia de vacunación. Este ensayo resalta la importancia de man­tener “los escudos sociales” como medidas fundamentales y complementarias a la aplicación de vacunas, puesto que, por sí solas, las “balas mágicas” presentan retos que podrían comprometer su eficacia.