El presente trabajo estudia la representación que hace el oidor sevillano Antonio de Morga de dos gustos de los habitantes del archipiélago asiático en los
Sucesos de las Islas Filipinas
(México, 1609). Analiza cómo se manifiesta la actitud de Morga hacia los filipinos a través de su presentación de las costumbres culinaria e higiénica de aquellos. Se arguye que, a pesar de su reconocida imparcialidad, la imagen filipina de Morga revela un sistema de conceptos destinados a esquematizar cualquier mundo desconocido y no cristiano.