“…La conducta de consumo de alcohol se considera uno de los principales retos que enfrenta actualmente la salud pública, debido a que es un problema de salud de origen multifactorial, que condiciona una gama de trastornos biológicos, psicológicos y sociales, entre los que se encuentran: diversos tipos de cáncer, cirrosis hepática, problemas cardiovasculares, trastornos mentales, alteración de las relaciones interpersonales y accidentes de tránsito, entre otros, siendo responsable de alrededor de 3.3 millones de muertes al año en el mundo, impactando significativamente en el crecimiento, desarrollo y fortalecimiento del núcleo familiar y social, limitando no solo al consumidor sino a todo el contexto en el que se desenvuelve, afectando la calidad de vida del individuo, familia grupo y/o comunidad (1,2) . Uno de los grupos etarios con mayor vulnerabilidad para adquirir conductas de riesgo, es el conformado por adolescentes y jóvenes, debido a que, durante esta etapa de crecimiento y desarrollo, el individuo se enfrenta a cambios biopsicosociales en el contexto familiar, escolar y laboral, (3)(4)(5)(6) . En México existen hallazgos estadísticos que señalan que los adolescentes y jóvenes con edades comprendidas entre los 18 a 25 años ingieren grandes cantidades de alcohol por ocasión de consumo.…”