La definición precisa de la aterotrombosis como sustrato
fisiopatológico de las enfermedades cardiovasculares es un avance fundamental. De él se han derivado mejores métodos de prevención, farmacológica y relacionada con el estilo de vida, y tratamientos más específicos y eficaces. Igualmente sobre este concepto se han desarrollado procedimientos diagnósticos emergentes que en los próximos años cambiarán el planteamiento de la cardiología clínica.