La tendencia en el crecimiento poblacional conlleva a una acelerada urbanización del territorio. Generalmente los espacios urbanos se les concibe como sistemas aislados del entorno natural y agentes primarios en la disminución y extinción de la flora y fauna local. Así, la expansión de las ciudades inevitablemente ejerce presión sobre el tamaño y número de los espacios urbanos con vegetación, ya sea compuesta por especies nativas o introducidas.
Un problema ambiental asociado a los procesos de urbanización es el fenómeno de la Isla de Calor Urbana (ICU), el cual describe el aumento de la temperatura al interior de la ciudad en comparación con sus alrededores no urbanizados, esto es, la modificación de la cobertura natural del suelo al ser reemplazada por asfalto y concreto. Dicho fenómeno tiene implicaciones en la calidad del aire, la salud pública, y la gestión energética. Por tal motivo, los desafíos que impone el cambio climático global en las áreas naturales y urbanas han incrementado el interés para lograr una planeación y desarrollo urbano que contribuyan a la generación de servicios ambientales y a la calidad de vida de los habitantes en los centros urbanos.