Las directrices educativas, derivadas de la convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), exigen nuevas competencias al Personal Docente e Investigador (PDI). Estas demandas generan retos o dificultades personales a los docentes, ya que el entorno laboral puede sobrepasarlos pudiendo ocasionar la aparición del síndrome de estar quemado o burnout. Gran parte de ese malestar está asociado a expectativas laborales no cumplidas y a un desajuste entre las competencias y demandas emocionales requeridas como docentes. La inteligencia emocional actúa como factor preventivo del malestar laboral, explicando por qué hay docentes que son más resistentes a los factores estresantes propios de la profesión. En este estudio se evalúa el estado emocional y el burnout del PDI en el contexto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), basándose en los instrumentos TMSS-24 y MBI-GS a la vez que es analizada la influencia del perfil sociodemográfico del PDI sobre ambos constructos. Los resultados del modelo SEM indican que la inteligencia emocional percibida ejerce un efecto negativo y significativo sobre el agotamiento y positivo y significativo sobre la eficacia profesional. También, señalar que el efecto del agotamiento sobre el cinismo es positivo y significativo. Por otra parte, a partir de la información analizada, se da paso a una reflexión sobre la situación emocional y laboral que vive el profesorado universitario, donde destacan principalmente las diferencias según el género, presentando las mujeres mayores niveles de comprensión y regulación emocional pero también mayor agotamiento y cinismo, así como las diferencias en torno al área de conocimiento, donde el PDI de Arte y Humanidades presenta altos niveles de percepción emocional pero también de agotamiento y cinismo. Cabe destacar los resultados relacionados con la experiencia laboral, donde se puede observar que el mayor número de años de experiencia origina un mayor nivel de cinismo.