“…Otros restos y trazas, además de sus huesos, permiten también determinar a los camélidos en el registro arqueológico. Entre los primeros se destacan las fibras y pelos (ya sea sueltos o en cueros o manufacturas), cuyas propiedades físicas son diagnósticas a nivel específico (Benavente et al, 1993;Capriles, 2002;Dransart, 1991;Frank et al, 2009;Gecele et al, 1997;Lamas, 1994;López Campeny & Romano, 2020;Núñez et al, 2006;Reigadas, 1992Reigadas, , 1994aReigadas, , 1994bReigadas, , 1995Reigadas, , 2000Reigadas, -2002Reigadas, , 2008Reigadas, , 2012Reigadas, , 2014aReigadas, , 2014bWheeler, 1995Wheeler, , 1996Yacobaccio et al, 1997Yacobaccio et al, -1998. A nivel molecular, los restos de camélidos potencialmente pueden distinguirse por sus proteínas (Buckley et al, 2009(Buckley et al, , 2014Collins et al, 2010) y su ADN (Barreta et al, 2013;Casey et al, 2018;Díaz-Maroto et al, 2021;Fan et al, 2020;González et al, 2006González et al, , 2019Kadwell et al, 2001;Marín, Casey, Kadwell, Yaya, Hoces, Olazabal, Rosadio, Rodriguez, Spotorno, Bruford & Wheeler, 2007;Marín, Zapata, González, Bonacic, Wheeler, Casey, Bruford, Palma, Poulin, Alliende, & Spotorno, 2007;Marín et al, 2013Marín et al, , 2017Stanley et al,1994;…”