“…El desarrollo del pensamiento científico desde esta perspectiva busca fortalecer la alfabetización científica de los estudiantes de secundaria desde diferentes enfoques de formación (Costa et al, 2021). Esto se corroboró en investigaciones de diferentes países alrededor del mundo, en las que se buscó probar, mejorar, intervenir y comparar diferentes métodos de enseñanza (ABI, ABP, modelo instructivo 5E, basado en preguntas y la instrucción directa), variaciones del método de enseñanza por indagación como el modelo VerE (Nowak et al, 2013), estrategias de aprendizaje como aquel basado en problemas y sus modificaciones (Fitriani et al, 2020;Wilder, 2015) para fortalecer el desarrollo de actitudes científicas como la curiosidad o la creatividad (Jirout, 2020), las competencias científicas en sus múltiples dimensiones (Franco-Mariscal, 2015) y las habilidades consideradas relevantes en la práctica de la ciencia en el aula (Fang, 2021;Gillies y Rafter, 2020;Rind y Ning, 2020;Zhou et al, 2021). Al describir las características de las intervenciones educativas, se comparten las observaciones hechas por Gasparatou (2017), quien indica que propuestas como la educación científica basada en investigación, la enseñanza a través de la argumentación e incluir la filosofía como elemento importante en el cultivo del hábito de pensar, al igual que la incorporación de las ciencias sociales en la rama de la educación científica que sugieren Jewett y Kuhn (2016), son apuestas que fomentan el desarrollo del pensamiento científico en la escuela, pues desafían implícitamente el cientificismo presente en muchas aulas actualmente.…”