Las causas de la obesidad son multifactoriales que van desde la genética, la biología, pasando por las ciencias sociales, la psicológica hasta las disciplinas que contribuyen en su explicación desde su campo conceptual como la astronomía. Para algunas aproximaciones psicológicas de la obesidad señalan que es el resultado del comer en exceso de la persona. Este comer excesivo a su vez se explica por la falta de control de impulsos, respuestas compulsivas, desenfreno o voracidad. De aquí que el propósito de la psicoterapia sea: brindar habilidades para manejar diversas señales de alimentación excesiva y corregir errores en el régimen dietético y de actividad física (Torres et al., 2011). Responder ante una situación provocadora tiene su estilo: de manera inmediata, casi refleja, se puede catalogar de forma impulsiva, por sus componentes cognoscitivos, primero “el hacerlo sin pensar”, segundo valorar la acción y darse cuenta de ello. Generando componentes emocionales: el darse cuenta acciona el remordimiento, la vergüenza o la culpa. Y la ausencia de reacción emocional o emoción plana. Esta particularidad de comportamiento ha sido abordada por la psicología y etiquetada como: activación, conducta no reflexiva, impulsiva, sin control o mal adaptativa.
El propósito del presente trabajo fue identificar la relación de la obesidad con la impulsividad, esta última considerada como impulsos generados por el individuo a través de procesos psicológicos como la conducta, cogniciones, emociones, personalidad, neurológicos y psicopatologías con vinculación con la alimentación y otras variables socio-psicológicas, reportadas en publicaciones científicas. Las conclusiones muestran la multi-dimensionalidad de su relación y las consideraciones para la atención en salud.