“…El que más se aproxima a ello es el espléndido estudio que le dedicó Aurora Egido (1995) con el propósito de comparar la figura de Rosaura con su homónima de La vida es sueño y estipular su probable ascendencia. Lo más habitual, desde el monográfico que le dedicara a la novela López Estrada (1948) y los estudios de Ricciardelli (1966), Sabor de Cortázar (1971), Casalduero (1973), Avalle-Arce (1974) y El Saffar (1978, hasta la introducción al texto de Flavia Gherardi (2014), el estudio sobre las fuentes italianas de la égloga cervantina de Nardoni (2016) y los últimos trabajos de Juan Montero (2013 y 2016), pasando por los importantes trabajos de Murillo (1990), Romanos (1995), Rey Hazas y Sevilla Arroyo (1996), Anna Bognolo (2002), Trabado Cabado (2003), Güntert (2007) y Baquero Escudero (2013), es que se le examine, con menor o mayor profundidad, en estudios de conjunto dedicados a La Galatea, bien de forma global, bien centrados en cuestiones específicas del texto, como su estructura, su modernidad narrativa, su relación con el género pastoril, el amor, la violencia, la ira, la muerte, los personajes, etc.…”