La transfusión masiva se define como la reposición de diez unidades de glóbulos rojos empacados en 24 horas. Esta se utiliza en muchos entornos clínicos como en el área de obstetricia, gastroenterología, traumatología y en sala de operaciones; cabe destacar que la etiología del sangrado siempre es diferente en todos los casos, entre las etiologías más destacadas se encuentra el trauma y la realización de cirugía cardiaca. El shock hemorrágico es la causa más común de muerte prevenible en pacientes víctimas de trauma o que sufren sangrando abundante en sala de operaciones, este tipo de shock representa de un 30 a 40 % de las muertes en pacientes con trauma. Su clasificación se basa en parámetros clínicos sugestivos de hipoperfusión, lo cual es de gran utilidad para estimar el porcentaje de pérdida aguda sanguínea y con esto poder brindar el tratamiento inicial más adecuado. Se clasifica del grado I al IV, siendo este último potencialmente mortal y necesitando transfusión con productos sanguíneos para un abordaje adecuado. Para una apropiada toma de decisiones con respecto a cuáles pacientes necesitan la implementación del protocolo de transfusión masiva, existen recursos como la puntuación ABC y el Índice de Shock. No está de más recordar que la utilización de hemoderivados puede generar reacciones adversas, ya sea de manera inmediata o tardía, y es de suma importancia reconocerlas a tiempo para poder brindar tratamiento adecuado.