“…Por ello, resulta importante incluir estos espacios de acompañamiento, supervisión y/o monitoreo dentro de la formación, de manera que el trabajo en campo no solo se piense en la entrega de un informe o reporte orientado a la evaluación del desempeño del estudiante, sino que siga la propuesta comunitaria, que implica, más que el abordaje de una problemática puntual, pensar en una intervención desde la complejidad de un contexto intercultural y favoreciendo la interdisciplinariedad (Fernández, 2006;Rivera-Holguín y Velázquez, 2015). Es importante señalar que estos espacios permitirán al docente y al estudiante analizar la intervención y recordar el principio ético de ante todo no dañar, que, como señalan Winkler et al (2010), está ligado no solo a la praxis, sino a la reflexión de la misma (Velázquez et. al., 2017).…”