“…Autores como Storey et al (2015) y Zahra et al (2015), han estudiado diferentes materias primas para mejorar la calidad del compost y su proceso de obtención, el uso de estiércol de animales herbívoros como: caballos, conejos, patos, pollos, ovejas, vacas, entre otros (Alvarez, Largo, Iglesias y Castillo, 2019); plantas marinas (Martínez, Rodríguez, Marín y López, 2019); algas, restos de cosechas (Sarmiento-Sarmiento et al, 2019); aserrín (Richmond, 2010); pasto (Torres-Lozada et al, 2020); complementos minerales como: fosfatos naturales, enmiendas calizas, oligoelementos, magnésicas, rocas silíceas trituradas en polvo y rocas ricas en potasio (Arroyo et al, 2019). Entre las variables evaluadas para la producción de compost están la temperatura (Koyama et al, 2018;Zhang et al, 2019), la humedad (Muktamar, Justisia, Setyowati, 2016), pH (Ameen, Jalil y Shahid, 2016), aireación (Han, et al, 2018), volteo (Oviedo, Marmolejo y Torres, 2014), naturaleza del sustrato (Delgado- Arroyo et al, 2019), tamaño de partícula (Tapia-Gómez, Laines y Sosa, 2016), la relación carbono-nitrógeno (C/N) (Guo et al, 2012), nutrimentos (Sánchez, Ospina y Montoya, 2017), materia orgánica (Vargas, Trujillo y Torres, 2019) conductividad eléctrica (Millán et al, 2018) y diversidad microbiana (Sun et al, 2017).…”