En este trabajo se intenta combatir el falso relato sobre la transición española a la democracia que se pretende imponer por parte de algunos sectores. Para ello, se destaca el papel que tuvo la sociedad española, que fue la que impulsó el cambio, que pudo materializarse gracias a una clase política que supo encauzar lo que los ciudadanos querían. Se analizan con detalle dos de los hitos principales de la transición: la elaboración de la Ley para la Reforma Política de 1976 y la configuración del régimen electoral, tanto en dicha Ley como en el Decreto-Ley de normas electorales de 1977. Se reivindica la auténtica memoria de la transición, que no debe excluirse de la memoria democrática de la nación española.