“…Otros, en cambio, se han centrado en identificar de manera empírica, con mayor o menor acierto, cada uno de los elementos que conforman el triángulo del delito (agresor, víctima/objetivo y guardián) (Bossler y Holt, 2009;Choi, 2008;Holt y Bossler, 2013;Hutchings y Hayes, 2009;Leukfeldt, 2015;Leukfeldt y Yar, 2016;Marcum et al, 2010;Miró, 2013;Ngo y Paternoster, 2011;Pratt et al, 2010;Reyns, 2010Reyns, , 2013Reyns, , 2015Reyns y Henson, 2015;Wilsem, 2011;Yucedal, 2010). Estos autores no llegan a un acuerdo sobre cómo deben ser conceptualizados y medidos los elementos de la TAC en el ciberespacio (García-Guilabert, 2014), pero de sus estudios se puede obtener una serie de factores que pueden ser considerados de riesgo en la medida en que incrementan la posibilidad de convertirse en víctimas en el ciberespacio.…”