En los últimos tiempos la educación ha experimentado cambios trascendentes, que de diversas formas expresan visiones sobre la realidad, las personas y sus relaciones con los sistemas internos y externos. Este nuevo concepto hace que el conocimiento sea globalmente móvil y rápidamente obsoleto, por lo que urge desarrollar procesos y estrategias educativas adaptadas a las necesidades de los estudiantes de hoy y del mundo laboral, todo ello apoyado en el uso de la comunicación y la información. Formas de interacción con las nuevas formas de gestión de las instituciones educativas. Este paradigma educativo es el resultado del desarrollo de herramientas tecnológicas basadas en la comunicación informática que brindan a los usuarios más fuentes de información y oportunidades de aprendizaje, haciendo realidad la educación virtual, seguida de la interacción asíncrona para explicar, entre los participantes en diferentes lugares y en diferentes momentos. La virtualización de la educación surge como un fenómeno de métodos educativos renovados, cuyas posibilidades se amplían a través del uso de las TIC, pero también es una gran tendencia económica y cultural fuera del campo de la educación escolar, es decir. existen en todas las áreas de la vida humana, ambiente. Según García-Aretio (2014, 2017), este es un proceso disruptivo, ya que el espacio y el tiempo se alejan gradualmente de las formas de educación más tradicionales. En este sentido, la educación virtual es una modalidad que ha ganado un amplio reconocimiento en los últimos años, ofreciendo cada vez más servicios en tiempos limitados y en regiones que la educación presencial tradicional no puede. Por lo tanto, vale la pena detenerse a revisar los diversos factores que han contribuido a la expansión de dicha formación en la región latinoamericana. García (1999) identificó una serie de circunstancias que, a su juicio, influyeron en el nacimiento y desarrollo de la educación a distancia, a saber: el progreso sociopolítico; la educación como necesidad permanente; costos de los sistemas tradicionales; resultados científicos de la educación; transformación tecnológica. La educación en general se ve afectada por los cambios y desarrollos modernos en las tecnologías de la información y la comunicación, que afectan el proceso de aprendizaje. Pero el interés que alimentaba el debate antes de la pandemia del covid-19 ahora plantea muchas preguntas sobre la educación virtual. Surgen entonces diversas interrogantes: ¿Cuáles son los desafíos para implementar una educación virtual inclusiva y participativa en los países andinos? Estos y otros interrogantes se plantean actualmente en el campo de la educación, “en un momento en que la toma de decisiones políticas es más relevante que nunca para contar con información importante sobre la diversidad de universidades, educación y actores relevantes”. Esto es sin duda evidente en el contexto social de América Latina, pues las instituciones educativas, contrariamente a su finalidad material, ya no son lugares donde prácticas educativas igualitarias bien desarrolladas justifiquen el espacio que fue violado. Este sistema de educación virtual ignora a los profesionales de la educación, dando paso a los profesionales de la informática que se posicionan como los creadores de programas educativos en todos los países, incluyendo una total falta de respeto a la voz de los docentes. Al convertir a los docentes de todos los niveles en meros repetidores de conocimientos y, en otros casos, en meros partícipes del drama educativo, se omite todo el proceso de comprobar si los estudiantes adquieren las habilidades o conocimientos que aseguren su transformación y les permitan socializar. Asimismo, se pierde contacto directo o real con la persona, como la cortesía, relación directa con la persona, sentimientos y expresiones espontáneas, ausencias que pudieran afectar el proceso educativo.Dado el aumento significativo en el uso de medios tecnológicos y herramientas digitales, el modelo de aula invertida parece ser una estrategia en el ámbito educativo (Cedeño y Vigueras, 2020). Además, teniendo en cuenta la necesidad de introducir innovaciones en el aula, una participación más activa en el proceso de aprendizaje para que los alumnos consoliden los conocimientos (Rodríguez, 2016) y garanticen su aplicación (Aguilera, Manzano, Martínez, Lozano y Casiano, 2017). Aunque el aula invertida es un enfoque relativamente nuevo, ha sido ampliamente utilizado desde 2012 por Bergman y Sam, quienes lo popularizaron con el nombre de aula invertida (Martínez, Esquivel, & Martínez, 2014). En cuanto al análisis de García y Bravo (2017), su implementación se refleja principalmente en diversas asignaturas de educación secundaria y estudios universitarios. El enfoque de aula invertida difiere significativamente de los enfoques tradicionales en términos de aprendizaje, pero mejora en términos de motivación.