En las sociedades humanas, las relaciones sociales son de relevancia para la evolución de las comunidades; sin embargo, en ciertos momentos se presentan algunas situaciones que pueden atentar contra la sana convivencia, llegando a crearse escenarios y acciones que vulneren la integridad de los individuos. Y, para esto, no existe un lugar o momento determinado, sino que puede suscitarse en cualquier momento. Es aquí donde surge el acoso escolar o bullying como uno de los fenómenos más recurrentes actualmente, sobre todo en las instituciones educativas, pues es aquí donde converge un gran número de personas con diferentes formas de ser, sentir, pensar y actuar. Mismas actitudes que en ocasiones, son reflejo de los modelos de crianza o eventos que han influido sobre los jóvenes, y que ellos, por su corta edad, falta de orientación o intervención oportuna, no han podido canalizar correctamente para lograr su adecuado manejo, llevando a crear acciones que perjudican a los demás, provocando que el atacado pueda, incluso atentar contra su vida. Es desde aquí, que el presente artículo busca llamar a la reflexión al lector hacia la creación de momentos de formación para evitar estos fenómenos en los recintos escolares, y desde allí promover espacios de paz ciudadana, a través del fomento de los valores esenciales para el desarrollo integral de los individuos, atendiendo a sus diferencias características. Esto, sobre todo en una sociedad como Colombia, que se ha caracterizado por estar signada por la violencia diaria en las familias y círculos comunitarios.