“…Los casos más extremos son los de las especies T. albacares (capturada con línea de mano) y, E. quinquefasciatus (capturada con espinel) en el PNN Uramba, C. caninus (capturado con trasmallo monofilamento fondera) en el PNN Sanquianga, y L. guttatus (capturado con línea de mano) en el PNN Utría, ya que durante el año evaluado, el 100 % de los individuos fueron capturados por debajo de la TMM reportada en la literatura, lo cual en teoría, indica un alto riesgo de sobrepesca en relación al crecimiento (Pauly, 1983) y atenta contra la renovación poblacional de estas especies (Martínez-Viloria et al, 2011). Considerando que los caladeros donde se ejerce la actividad de pesca en las AMPs se ubican en zonas de poca profundidad (hasta unos 30 m) (DTPA-PNN, 2018), incluso en estuarios y bocanas de ríos donde habitan individuos jóvenes, es muy probable que la actividad de pesca artesanal por si misma esté generando una fuerte presión dentro de las poblaciones al estar concentrando sus capturas sobre tallas pequeñas (Correa-Herrera & Jiménez-Segura, 2012). Sin embargo, Sluka & Sullivan (1998), exponen que la suma de las presiones que enfrentan las especies en el medio marino como el aumento del esfuerzo, la pesca no regulada y los cambios ambientales, son un factor determinante que incide de manera crítica sobre los indicadores y producen cambios en la estructura de las poblaciones de las especies, y como consecuencia el reclutamiento disminuye, generando perdidas genéticas y a su vez que el tamaño de los individuos sea menor.…”