En este artículo exploramos la condición de las OVA (las ediciones domésticas de anime) como formato bisagra entre la madurez narrativa del anime en los setenta y la narración compleja de los noventa en adelante. La metodología empleada parte del análisis narratológico inspirado por la poética histórica de los modos de narración realizada por David Bordwell. Así, atendiendo a las categorías de la cognoscibilidad, de la autoconsciencia y de la comunicabilidad, constatamos en los resultados y en las conclusiones que la presunta simplicidad narrativa atribuida al anime no es tal, y que las OVA analizadas —Twilight Q: Meikyū Bukken Fairu Go San Hachi (Mamoru Oshii, 1987), Gunbuster (H. Anno, 1988-89) y Otaku no Video (T. Mori, 1991)— se alzan como hitos clave para el asentamiento de otro tipo de narración en la industria de la animación japonesa contemporánea, uno que lejos de ser formulaico, tiene correspondencia con la estimulante experimentación narrativa internacional de las llamadas puzzle films.