La noción de open science no sólo tiene que conjugar todas las formas de dar acceso (papers, data y notebooks), sino también las de promover participación, ya sea incentivando la colaboración entre una heterogeneidad de actores (science shops, citizen panels, consensus conferences, participatory action-research, living labs, hackerspaces, laboratorios ciudadanos, design assemblies) ya sea expandiendo el diálogo de saberes y haciendo más porosas las fronteras entre la academia y la urbe, los expertos y los amateurs, el conocimiento de laboratorio y el de campo, el aula y la plaza o el experimental y el experiencial. Abrir la ciencia también involucra el diseño de infraestructuras que garanticen la soberanía de la comunidad científica, como también abrir el ecosistema o, en otros términos, problematizar los protocolos que regulan la evaluación, financiación y licencia de la investigación, como también la gobernanza de la vida académica, incluidas las convocatorias y los jurados, o los premios, concursos, comisiones y, desde luego, los dispositivos de planeación.
Palabras clave:Abrir contenidos, abrir contextos, abrir infraestructuras, abrir ontologías, abrir vida académica.Open science is a new approach to the scientific process based on cooperative work, coupled to new tools for collaboration, and new routes for knowledge diffusion through online digital technologies. Open science entails a shift from the standard practice of publishing research results in scientific journals, towards sharing all available data and knowledge at the earliest stages of the research process. It requires a move from 'publishing as fast as possible' to 'sharing knowledge as early as possible'. Wilsdon et al (2017) 2020│Volumen 7│Número 2│Páginas 52-67│ISSN 1927-9434│ Lafuente Abrir la ciencia para cambiar el mundo IJESJP Mucho se habla de lo abierto. Tanto, que abundan quienes sospechamos usos decepcionantes de una noción tan promisoria. Ahora entendemos mejor, como nos enseñó Elinor Ostrom, que lo abierto puede ser lo contrario de lo común, pues lo abierto, lo horizontal o lo transparente podrían ser los hilos que trenzan escenarios para la competición, el individualismo y la privatización (Haiven, 2016;Caffentzis & Federici, 2014; Angelis, 2013;Wall, 2017). De ahí que, aunque sólo sea por motivos académicos, hay que desentrañar la noción de abierto y ver qué contiene. Necesitamos entender mejor su promesa (Albagli et al., 2015).El concepto de open science tiene antecedentes en la obra de Merton y Popper, pero en su acepción actual, se parece más a lo que Paul David propuso en 2003 cuando argumentó la necesidad de hacer sinónimas las nociones de ciencia pública y ciencia abierta (David, 2003(David, y 2007 OCDE, 2015). Creo que hoy hablamos de ciencia abierta por dos motivos principales: uno, porque algo sucedió en la ciencia que la degrada y, dos, porque el regreso a lo público, lo mundano y lo abierto quizás puedan ayudarnos a recuperar, como dice Michel Serres (1990), el último proyecto decente que le queda a Occidente.