Durante el siglo XVIII en la Península Ibérica las bóvedas tabicadas permiten cubrir con rapidez espacios amplios requeridos por la liturgia de la Contrarreforma (1545-1648). Para determinar el comportamiento de las anomalías geométricas se ha estudiado la iglesia de Sant Miquel de Batea (1764-1800) (España), proyectada por un arquitecto académico, Fray Atanasio Aznar, conocedor del debate profesional sobre sobre el empuje de las bóvedas tabicadas. Para su evaluación se utiliza una metodología que combina el análisis en 2D y 3D en base una nube de puntos del edificio con técnica escáner láser terrestre (MDCT), pudiendo contrastar estos resultados con el estudio de la ejecución de la obra a través de las Capitulaciones (1764). La conclusión demuestra que pese a la buena práctica constructiva exigida y seguida en el contrato existen anomalías geométricas en la fábrica provocadas como consecuencia de los empujes producidos por la cúpula, el cimborrio y la fachada.