“…La ACI implica una serie de características personales, biológicas, cognitivas y emocionales, que si no se desarrollan en un entorno sociocultural adecuado pueden llevar a la aparición de problemas en el ámbito personal, social y académico (Eren et al, 2018). Los niños y adolescentes con ACI no sólo parecen mostrar una mejor empatía y una mayor preocupación por las injusticias y los problemas del mundo que les rodea, sino que además han sido definidos en numerosas ocasiones como más sensibles e intensos emocionalmente (Espelage y King, 2018;Freeman, 2005;Pfeiffer, 2018). Estas características que podrían actuar como factores de protección ante las adversidades y favorecer un desarrollo socioemocional promedio o superior (Baudson, 2016;Gómez-Péreza et al, 2014;Lee et al, 2012) también podrían suponer una mayor vulnerabilidad a experimentar la soledad física o existencial (Guthrie, 2019;Rinn, 2018;Shechtman y Silektor, 2012).…”